FÚTBOL 16ª jornada de Liga

Djalminha se hace perdonar en Riazor

Dos magníficos goles del brasileño conducen al Deportivo a la victoria ante un Oviedo que sigue sin marcar fuera de casa

Hace diez días todos quisieron estrangularlo y anoche acabaron el partido entonando cánticos para reclamar que le den la Bota de Oro. Djalminha sigue empeñado en poner su firma a todos los partidos, ya sea para emborronarlos -como con su reciente expulsión ante el Rayo- o para darles el brillo de las grandes creaciones. Le cuesta tan poco cometer el peor de los pecados como ganarse enseguida el perdón sin necesidad de penitencia. Anoche, se enfurruñó en algunos momentos, con el público y hasta consigo mismo, pero acabó marcando otros dos golazos, a los que añadió una maravillosa vaselina salva...

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Hace diez días todos quisieron estrangularlo y anoche acabaron el partido entonando cánticos para reclamar que le den la Bota de Oro. Djalminha sigue empeñado en poner su firma a todos los partidos, ya sea para emborronarlos -como con su reciente expulsión ante el Rayo- o para darles el brillo de las grandes creaciones. Le cuesta tan poco cometer el peor de los pecados como ganarse enseguida el perdón sin necesidad de penitencia. Anoche, se enfurruñó en algunos momentos, con el público y hasta consigo mismo, pero acabó marcando otros dos golazos, a los que añadió una maravillosa vaselina salvada sobre la raya. El Oviedo no tuvo mala pinta en Riazor, pero lleva demasiado tiempo sin mojar fuera de casa y el de anoche no era el sitio más propicio para superar la mala racha.Volvió Fran a Riazor tras su larga lesión, y aun sin asumir un protagonismo desmesurado en el juego, la simple presencia del gran capitán sirvió para dar otro aire al fútbol del Deportivo. Tampoco es que al conjunto de Irureta le entrase de repente un delirio festivo. De hecho, el partido discurrió por las rutas anodinas que ya presagiaba el frío ambiente de la noche. Así y todo, el sentido futbolístico de Fran impregnó a todo el equipo que, sin hacer nada brillante, elaboró el juego más que de costumbre y dio cierta impresión de armonía.

DEPORTIVO 3OVIEDO 0

Deportivo: Molina; Manuel Pablo, Donato, Naybet, Romero (Capdevila m. 69); Emerson, Mauro Silva; Víctor (Scaloni m. 38), Djalminha, Fran; y Makaay (Pandiani m. 81)Oviedo: Esteban; Suárez, Onopko, Martinovic, Boris; Amieva, Keita, Jaime (Óscar Pérez m. 71), Rubén Reyes (Iván Ania m. 58); Losada (Rubén m. 43) y Oli. Goles: 1-0. M. 9. Djaminha, de disparo a media altura. 2-0. M. 51. Emerson roba un balón en el centro del campo y mete hacia Makaay, quien se planta en el área y bate a Esteban en su salida. 3-0. M. 71. Djalminha recibe en el borde del área y marca de un tiro pegado al palo. Árbitro: Prados García. Amonestó a Emerson, Donato, Amieva, Boris y Keita. Más de 20.000 espectadores en Riazor.

La enumeración de los avatares de la primera parte resulta larga, desde el gol de Djalminha a los dos lesionados, Víctor y Losada. Al ovetense lo maltrató el infortunio y se fracturó la tibia al borde del descanso tras un escalofriante choque frontal con Molina.

El Oviedo lleva siete meses sin marcar fuera de casa y no porque se dedique a abusar del cerrojo. Más bien todo lo contrario: el equipo de Antic respeta las más elementales normas estéticas del fútbol. Lo que perdió al Oviedo en Riazor fue su blandenguería con el contrario. Para el Deportivo, la actitud abierta del Oviedo resultó un bálsamo. Maniobró sin demasiadas dificultades y la aportación de Fran mejoró la destreza del equipo con el balón. De lo que no pudo librarse fue de la escasa profundidad de su fútbol, muy empantanado en el centro, como suele ser habitual en Riazor desde hace unas semanas. Aun así, se intuía que el gol iba a llegar pronto. Y llegó en una acción en la que el azar mostró cierto sentido justiciero. El árbitro sacó fuera del área un flagrante plenalti de Jaime, que tocó el balón con la mano más de medio metro en el área. Pero Djalminha se encargó de reparar el error en un instante. Golpeó con la sutil precisión de su zurda y al portero no le quedó más que aceptar su suerte.

El Depor se instaló en el sofá y, tras el descanso, pareció quedarse amodorrado. De su duermevela estuvo a punto de sacar provecho el Oviedo, que salió a todo trapo en la segunda parte. Pero sólo un momento después de que Oli rematara al larguero, el Depor liquidó a su rival como más le gusta, con un contragolpe resuelto por Makaay. Lo demás quedó para que Djalminha se ganase el indulto general y para que Molina le parara espectaculrmente un penalti a Oli.

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