Crítica:CRÍTICA - CLÁSICA

Bajo mínimos

Con un bagaje técnico e interpretativo bastante pobre, el Coro Neubeuern y la Orquesta Klang Verwaltung (Múnich) ofrecieron un Oratorio de Navidad poco apto para el recuerdo. La batuta de Enoch zu Guttenberg no consiguió establecer un mínimo de ajuste y precisión entre las partes, especialmente en los números corales de mayor calado contrapuntístico. La orquesta, a pesar de su sonido ralo, tapaba con frecuencia a los solistas, cuyas voces tampoco estaban a punto para afrontar las exigencias de Bach. Así, la mezzo, inaudible en la zona grave y frágil en la aguda, sostuvo un diálog...

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Con un bagaje técnico e interpretativo bastante pobre, el Coro Neubeuern y la Orquesta Klang Verwaltung (Múnich) ofrecieron un Oratorio de Navidad poco apto para el recuerdo. La batuta de Enoch zu Guttenberg no consiguió establecer un mínimo de ajuste y precisión entre las partes, especialmente en los números corales de mayor calado contrapuntístico. La orquesta, a pesar de su sonido ralo, tapaba con frecuencia a los solistas, cuyas voces tampoco estaban a punto para afrontar las exigencias de Bach. Así, la mezzo, inaudible en la zona grave y frágil en la aguda, sostuvo un diálogo bien apurado con los oboes en la hermosa aria del nº 4. El bajo, de afinación imprecisa, sólo mostró cierta firmeza en alguno de los recitativos, pero no pudo con ninguna de las arias. La soprano exhibió un instrumento insuficiente, mientras que el tenor, a pesar de su intencionalidad expresiva, se descontrolaba en los agudos. El coro, por su parte, carecía de empaste y consistencia, calándose las voces masculinas en varias entradas, mientras que las femeninas se mostraban siempre muy endebles.Pero no acaba todo ahí. Los instrumentos solistas, que tienen un papel decisivo en estos pentagramas (oboes, flautas, violín), funcionaron con inseguridad en los dúos con las voces, perdiéndose así uno de los efectos más característicos y hermosos de la música de Bach. La suma de esos factores, añadida a la incapacidad del director para traducir la obra, transformó el gran fresco sobre la Natividad en una sucesión interminable de números. Baste decir que hasta las repeticiones, en las arias da capo, se hacían difíciles de soportar: no sólo por las condiciones de los solistas, sino por la imposibilidad de percibir un mínimo de coherencia en el discurso musical. Máxime cuando, al repetir, nos daban más de lo mismo.

Oratorio de Navidad

Cor Neubeuern. Orquesta Klang Verwaltung. Director: Enoch zu Guttenberg. Palau de la Música. Velencia. 12 Diciembre.

Ciertamente, ambas agrupaciones están a años luz de los mínimos exigibles para obras de esta envergadura, y no se comprende que el Año Bach (se cumplen 250 años de la muerte del compositor, y el Palau ha organizado una serie de conciertos) incorpore a músicos, como éstos, de tercera fila.

Por otra parte, para contratar a ese tipo de intérpretes, no parece necesario marcharse a Alemania.

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