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El ejemplo de Fernando

En un domingo 3 de diciembre como el de ayer, pero hace ya once años, falleció en accidente de coche Fernando Martín. El tiempo y los años vuelan y, como siempre, se corre el peligro del olvido. No ya el personal, imborrable para los que lo vivimos cerca, sino el puramente deportivo. El baloncesto, los jugadores de baloncesto, actuales y futuros, no deben pasar la página de Fernando Martín como alguien que fue grande, pero que pertenece al pasado. Craso error. Lo que diferenció a Fernando, lo que le encumbró, lo que hizo de él una personalidad fascinante, no ha perdido ni un ápice de vigencia,...

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En un domingo 3 de diciembre como el de ayer, pero hace ya once años, falleció en accidente de coche Fernando Martín. El tiempo y los años vuelan y, como siempre, se corre el peligro del olvido. No ya el personal, imborrable para los que lo vivimos cerca, sino el puramente deportivo. El baloncesto, los jugadores de baloncesto, actuales y futuros, no deben pasar la página de Fernando Martín como alguien que fue grande, pero que pertenece al pasado. Craso error. Lo que diferenció a Fernando, lo que le encumbró, lo que hizo de él una personalidad fascinante, no ha perdido ni un ápice de vigencia, por lo que deportistas como él siempre han de estar presentes.Fernando, Fer, Martini o cualquiera de sus apodos, no era un hombre específicamente dotado para el baloncesto. Lo mismo podía haber sido balonmanista o nadador, especialidades ambas que practicó en su juventud. No era especialmente alto para donde jugaba, ni destacaba por su rapidez, ni poseía una depurada técnica, salvo aquel inconfundible medio gancho -al que llamábamos cariñosamente la morcillita- que llegó a dominar como pocos. Era fuerte, pero tampoco un gorila de ésos a los que parece que el bíceps les va a salir del brazo. Lo que le hizo triunfar era su enorme ambición, su terrible e insaciable espíritu competitivo. Nada le motivaba más que un reto, un enfrentamiento personal o colectivo. Tanto es así que, cuando no lo encontró en Europa, lo intentó en la NBA.

El deporte europeo, no sólo el baloncesto, camina hacia la apertura casi total de las fronteras. Primero fueron los comunitarios, luego los extracomunitarios y quién sabe cuándo llegará lo siguiente. En estas circunstancias, a los españoles no les queda otro remedio que adaptarse a los tiempos. Fernando Martín, lo que fue y, sobre todo, cómo fue, marca un buen referente. La competencia no le asustaba, sino todo lo contrario, le motivaba y de ahí sacaba buena parte de sus fuerzas. En cada momento buscó su sitio, aunque en alguna ocasión no estuviese en España.

Decisión, valentía, ambición, confianza en sí mismo, arrojo, son cualidades que poco tienen que ver con la fuerza, la altura, la técnica o los comunitarios B y que son siempre necesarias y destacables. Ayer, hoy y mañana. Por lo que en el aniversario de su muerte viene muy bien la revisión y el recuerdo hacia un tremendo jugador que las tuvo a raudales y al que nada ni nadie podía asustar. Un ejemplo que nunca debemos olvidar.

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