CLÁSICA Decadentismo refinado

El inconformismo de José Ramón Encinar, su voluntad de difundir lo raramente escuchado, su servicio a los compositores actuales, presiden sus trabajos al frente de diversas orquestas, la de Lisboa y la Comunidad de Madrid, de las que es titular, pero también la RTVE, la Sinfónica y otras. Además, como músico refinado y hombre de cultura, combina autores, obras y estilos con criterio sutil y hasta despreciando los "contrastes". Así, su más reciente aparición con la Sinfónica de RTVE parecía signada por el Decadentismo como concepto y actitud estética, esto es, sin sentido peyorativo algu...

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El inconformismo de José Ramón Encinar, su voluntad de difundir lo raramente escuchado, su servicio a los compositores actuales, presiden sus trabajos al frente de diversas orquestas, la de Lisboa y la Comunidad de Madrid, de las que es titular, pero también la RTVE, la Sinfónica y otras. Además, como músico refinado y hombre de cultura, combina autores, obras y estilos con criterio sutil y hasta despreciando los "contrastes". Así, su más reciente aparición con la Sinfónica de RTVE parecía signada por el Decadentismo como concepto y actitud estética, esto es, sin sentido peyorativo alguno. Y es bien curioso que tal inclinación artística pueda mover a compositores lejanos en el tiempo y la geografía como son Eduardo Pérez Maseda (Madrid, 1953), Luis de Freitas Branco (Lisboa, 1890-1955) y Claudio Debussy, gran renovador del pensamiento musical europeo. En los tres casos se parte de unión entre literatura y música, pues Pérez Maseda nos ofreció la versión de concierto de la ópera Luz de oscura llama, sobre libro de Clara Janés, estrenada en 1991; Freitas Branco, discípulo de Humperdinck y francófilo instintivo, vuelve a Thomas de Quincey en Los paraísos artificiales y Debussy emerge sobre el mundo decadentista de Gabriel D'Annunzio en El martirio de san Sebastián, suerte de traslación representable y sustantivamente expresivista en la que la sugerencia de las "vidrieras religiosas" resulta tan efectiva como en Respighi o en el mismo Falla de Atlántida.

Admiro a la persona y la obra de Pérez Maseda, dominador de las formas como resultado de las sustancias. Su Regreso a la luz se sitúa en nuestro tiempo, aunque vale para cualquier tiempo, por la complaciente y aguda sensibilidad interior, musical y acústica y, escuchada en la limpia y detallista versión de Encinar y la Sinfónica de RTVE, fue acogida muy favorablemente. Por el puente de Freitas Branco arribamos a una maravilla de Debussy: su partitura para El martirio de san Sebastián. Encinar tuvo una percepción muy definida de unos pentagramas no exentos de problemas y logró el aplauso con un programa enemigo de la concesión efectista y la demagogia sonora.

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