La fiscal pide que se analice la saliva del anarquista que envió bombas
La fiscal de la Audiencia Nacional Olga Sánchez ha solicitado a la juez Teresa Palacios que un laboratorio analice los restos de saliva que pudieron quedar adheridos en los sellos del paquete bomba remitido al presidente del Movimiento contra la Intolerancia, Esteban Ibarra, y que se compare con el ADN de los jóvenes anarquistas Eduardo García Macías y Stephanie Maurette por si se puede demostrar que fueron ellos quienes enviaron el explosivo.Olga Sánchez ha reclamado también que la Policía Científica analice el texto que figuraba en el paquete, se contraste con el cuerpo de escritura que han ...
La fiscal de la Audiencia Nacional Olga Sánchez ha solicitado a la juez Teresa Palacios que un laboratorio analice los restos de saliva que pudieron quedar adheridos en los sellos del paquete bomba remitido al presidente del Movimiento contra la Intolerancia, Esteban Ibarra, y que se compare con el ADN de los jóvenes anarquistas Eduardo García Macías y Stephanie Maurette por si se puede demostrar que fueron ellos quienes enviaron el explosivo.Olga Sánchez ha reclamado también que la Policía Científica analice el texto que figuraba en el paquete, se contraste con el cuerpo de escritura que han realizado los imputados ante el juez Juan del Olmo y se elabore el correspondiente informe pericial caligráfico.
La solicitud se ha realizado únicamente en ese proceso, ya que los envíos de cartas bomba contra periodistas de los diarios Abc, La Razón y El Mundo se tramitan en otro juzgado, aunque muy probablemente el fiscal que se encarga de esos casos, Ignacio Peláez, reclamará una prueba similar respecto de los sellos de los artefactos que no estallaron o que fueron desactivados.
La fiscal Sánchez, que ha pedido también al Juzgado 6 que remita testimonio de sus actuaciones, ha reclamado a la policía que le informe sobre la composición y peso del artefacto remitido al presidente del Movimiento contra la Intolerancia y si podía causar efectos letales.
Según fuentes policiales, al menos dos de los siete artefactos remitidos a Esteban Ibarra y los periodistas eran simulados y no podían estallar y, por tanto, mucho menos causar la muerte de nadie.