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Seikaly-Aíto, la difícil pareja

La gran apuesta deportiva y publicitaria del Barcelona lleva camino de convertirse en un decepcionante fiasco. Después de una frustrante temporada, el Barça buscó un revulsivo que hiciese renacer las esperanzas y las expectativas de la entidad. Para ello nada mejor que rastrear el mercado más atractivo del mundo, la NBA. Surgió la opción Seikaly, ilustre veterano ya sin sitio entre los mejores que cumplía los requisitos. Es conocido por todos, tiene tirón y su calidad no admite dudas. El fichaje no cuadraba mucho con la filosofía de Aíto, mucho más proclive y entusiasta hacia los jugadores-equ...

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La gran apuesta deportiva y publicitaria del Barcelona lleva camino de convertirse en un decepcionante fiasco. Después de una frustrante temporada, el Barça buscó un revulsivo que hiciese renacer las esperanzas y las expectativas de la entidad. Para ello nada mejor que rastrear el mercado más atractivo del mundo, la NBA. Surgió la opción Seikaly, ilustre veterano ya sin sitio entre los mejores que cumplía los requisitos. Es conocido por todos, tiene tirón y su calidad no admite dudas. El fichaje no cuadraba mucho con la filosofía de Aíto, mucho más proclive y entusiasta hacia los jugadores-equipo que a destacadas individualidades. Pero a la vista del mal resultado ofrecido por sus últimas adquisiciones europeas (el carísimo Gurovic, Rentzias, Karnisovas...) su cambio de rumbo resultaba comprensible.El problema es que la adaptación de las ex-figuras NBA que aterrizan en Europa resulta tan compleja que este tipo de apuestas rara vez funcionan. Ni en lo deportivo, ni en lo personal. Se necesita que el jugador asuma su destierro, se olvide definitivamente de glorias pasadas, se dedique en cuerpo y alma a entender el estilo de juego que se practica en Europa y deje de mantener un ojo en su país a la espera de una llamada que les pida la vuelta. Que por mucha figura que sea, el equipo puede depender de él pero nunca estar supeditado a su persona. Que la Liga española no es la de EE UU, pero tampoco la de Burundi. Pero también por parte del entrenador y de los compañeros es necesaria cierta comprensión, un tratamiento tan especial como especial es su contratación, alguna que otra necesaria concesión con vistas al futuro.

Da la impresión de que ninguna de estas condiciones se ha dado hasta el momento. Ni por parte de Seikaly ni tampoco por parte de Aíto. El jugador se ha comportado como un niño enrabietado, y Aíto ha vuelto a demostrar la dificultad de sus relaciones con los jugadores-estrella. Puede tener razón el americano al reclamar minutos necesarios para su adaptación, pero nunca de la forma y estilo que ha elegido. Puede tener razón Aíto en mantener el principio de autoridad e igualdad de tratamiento a sus jugadores, pero no de forma tan radical como para poner en un callejón sin salida un fichaje (realizado por él, no lo olvidemos) tan costoso en dinero como en imagen.

La solución se torna poco menos que imposible. Sobre todo teniendo en cuenta que Aíto no es hombre de los que da marcha atrás. Y ya ha decretado el conflicto cerrado a pesar del arrepientimiento público del jugador. El club no va a desautorizar a su entrenador (no lo ha hecho nunca con Aíto), pero alguien debería explicar por qué -demostrado por enésima vez quién manda en el Barça-, no se encuentra la forma de que Seikaly, desautorizado y bien multado, vuelva al redil. Salvo que haya algo más de lo que se ha contado (y si lo hay se debería explicar al perplejo aficionado) estamos ante un nuevo caso de demostración de autoridad demasiado intransigente que da al traste con una aventura que podría haber tenido otro final diferente del que ya está escrito.

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