La Comunidad sólo dará parches antidroga a los padres tras hablar con el hijo y bajo control médico

La Agencia Antidroga de la Comunidad sólo facilitará a los padres parches para detectar si sus hijos consumen estupefacientes tras someter, por separado, a unos y a otros a una entrevista y bajo prescripción médica, según aseguró ayer su director, José Cabrera. Éste anunció que en noviembre empezarán a darse gratuitamente estos adhesivos, capaces de descubrir, a través del sudor, si una persona consume algún estupefaciente y en qué cantidad. El presidente del Gobierno regional, Alberto Ruiz-Gallardón, recalcó ayer que ningún padre podrá obligar a un joven a ponerse el parche.

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La Agencia Antidroga de la Comunidad sólo facilitará a los padres parches para detectar si sus hijos consumen estupefacientes tras someter, por separado, a unos y a otros a una entrevista y bajo prescripción médica, según aseguró ayer su director, José Cabrera. Éste anunció que en noviembre empezarán a darse gratuitamente estos adhesivos, capaces de descubrir, a través del sudor, si una persona consume algún estupefaciente y en qué cantidad. El presidente del Gobierno regional, Alberto Ruiz-Gallardón, recalcó ayer que ningún padre podrá obligar a un joven a ponerse el parche.

La Agencia Antidroga introdujo ayer un matiz al proyecto de facilitar gratis parches de detección de estupefacientes a los padres que sospechen que sus hijos se drogan: ya no bastará con que los solicite el progenitor, sino que previamente éste y su hijo serán sometidos a entrevistas por separado y, si se ve adecuado, un médico autorizará la dispensación de este adhesivo.Ruiz-Gallardón recalcó ayer, tras el Consejo de Gobierno, que es necesario el consentimiento del hijo, aunque sea menor de edad, para utilizar este mecanismo. "Carece de sentido pensar que a un menor se le pueda forzar a un análisis de orina o a otro dispositivo como éste", añadió.

El director de la Agencia Antidroga está decidido a impulsar este plan preventivo para evitar el aumento de las toxicomanías entre los jóvenes de 14 a 17 años. Cabrera, que se muestra alarmado por este fenómeno, informó que desde enero han recibido tratamiento 400 menores por adicción a las drogas -sobre todo cannabis, anfetaminas y cocaína- en los 23 centros de asistencia a toxicómanos dependientes de la agencia.

En 1999, los centros regionales atendieron a 669 menores, lo que supone el 4% de los 14.651 adictos asistidos. Asimismo, otros 144 chicos recibieron tratamiento en los siete centros de atención a drogodependientes (CAD) del Ayuntamiento de Madrid, lo que supone el 2% de los 6.561 toxicómanos asistidos.

Los programas de atención específicos para menores con adicciones comenzaron a implantarse en Madrid en 1993. La experiencia nació en los CAD municipales de Vallecas, Latina y Villaverde y después se extendió a otros dispensarios de la red.

La oposición regional, asociaciones de padres y de atención a toxicómanos y el Consejo de la Juventud han mostrado su rechazo al programa de dispensación gratuita de parches de detección de drogas diseñado por la agencia. Consideran que la medida, aunque sólo se dirija a los progenitores que soliciten el adhesivo, tiene un componente "policial".

Estas entidades propugnan el diálogo familiar como el mejor sistema de prevenir y detectar una posible drogadicción y creen que colocar uno de estos adhesivos a un hijo crea un clima de desconfianza e incomunicación. Asimismo, se muestran escépticos sobre la eficacia de la medida porque suponen que numerosos adolescentes se negarán a colocarse el parche.

El defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, Javier Urra, se muestra favorable a la utilización de estos parches siempre que los hijos estén de acuerdo en ponérselos. Considera que colocárselos a un chaval por la fuerza, además de difícil, puede vulnerar su derecho a la intimidad. Por eso propone, y su petición ha sido bien acogida por la agencia, que los médicos y psicólogos de este organismo medien entre padres e hijos en estos casos en que los progenitores están preocupados por la supuesta drogadicción de los chicos.

Juristas de la Audiencia madrileña consultados por este periódico (ver EL PAÍS del 30 de septiembre) no encuentran objeciones legales al uso de estos parches por parte de los padres, a quienes ampara el Código Civil. Consideran que la patria potestad respalda a los progenitores para tomar estas medidas en caso de que tengan sospechas fundadas de la toxicomanía de un hijo.

Cabrera justifica la puesta en marcha de esta iniciativa por las más de 3.000 llamadas que recibe cada año de padres que solicitan un método fiable para confirmar si son ciertas sus sospechas de que sus vástagos consumen drogas. Aunque este plan no empezará hasta noviembre, los padres interesados pueden obtener información en el teléfono 901 350 350, que funciona de nueve de la mañana a nueve de la noche.

En Estados Unidos, una propuesta similar no llegó a ponerse en marcha al suscitarse el rechazo de las asociaciones de padres, temerosas de convertirse en "policías" de sus hijos.

Decisión "firme"

La Comunidad de Madrid se muestra "firme" en su decisión de regalar estos parches, cada uno de los cuales le costará 5.000 pesetas (ahí se incluye el precio del apósito y de su posterior análisis), según aseguró ayer el viceconsejero de Sanidad, Juan José Bestard. Se trata de "un paso más" y un "paso importante" en la política de prevención y tratamiento de las toxicomanías de la agencia, según Bestard. Ante las críticas que ha suscitado esta iniciativa, señaló: "Todo lo nuevo genera cierta incertidumbre y necesita un periodo de adaptación, pero la gente tiene que estar tranquila, ya que tenemos un grupo de profesionales que está detrás de estas medidas".Según los responsables de la agencia, estos parches, que se colocan en el brazo, detectan estupefacientes de gran consumo entre los jóvenes, como el éxtasis, que resultan difíciles de descubrir en los análisis de sangre y orina.