FÚTBOL Liga de Campeones

El Deportivo remata la faena

El equipo gallego supera a un ruinoso Juventus, pero no gana por falta de puntería

Al Deportivo le falló una de sus más reconocidas virtudes, la puntería, para rematar en el campo Delle Alpi a un Juventus que confirmó su crisis y acabó el partido reducido a cenizas ante un adversario que le bombardeó en el tramo final del encuentro por tierra, mar y aire. El Deportivo midió las debilidades de su rival en una primera parte en la que el equipo gallego se limitó a controlar la situación. En la segunda, las grietas en el edificio del Juventus se agigantaron, sobrevino el desplome total y el campeón español acabó jugueteando con su rival. Sólo le faltó el gol. El ruinoso estado d...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Al Deportivo le falló una de sus más reconocidas virtudes, la puntería, para rematar en el campo Delle Alpi a un Juventus que confirmó su crisis y acabó el partido reducido a cenizas ante un adversario que le bombardeó en el tramo final del encuentro por tierra, mar y aire. El Deportivo midió las debilidades de su rival en una primera parte en la que el equipo gallego se limitó a controlar la situación. En la segunda, las grietas en el edificio del Juventus se agigantaron, sobrevino el desplome total y el campeón español acabó jugueteando con su rival. Sólo le faltó el gol. El ruinoso estado del Juventus quedó retratado en una acción, mediada la segunda parte: el gran Zidane, empequeñecido por la actuación de su equipo, perdió los nervios y se fue expulsado por una entrada indigna de un futbolista como él.Sus últimos éxitos fuera de casa parecen haber afianzado al Deportivo, que en Turín ya no fue el equipo asustadizo tan habitual lejos de Riazor, ese conjunto que hace dos semanas en Atenas, por ejemplo, trataba al Panathinaikos con un reverencial y excesivo respeto. No es que en el Delle Alpi se viese a un Deportivo desmelenado en pos de la meta contraria, pero sí, al menos, a un grupo seguro de sí mismo, que se asentó con aplomo en el centro del campo, que tuvo más la pelota que su rival y que, por consiguiente, imprimió al partido el ritmo que más le convenía. El equipo tampoco se resintió por la inhabitual alineación de Irureta, que colocó a Fran en la media punta y a Turu Flores en la izquierda, además de incluir al hasta ahora inédito Sampaio. Desde la óptica del Deportivo, el choque resultó más que convincente. Otra cosa sería analizar el partido desde el punto de vista del espectáculo futbolístico. Porque, en ese aspecto, la primera parte resultó plomiza, con el juego comprimido en el centro del campo y un recital de pelotazos que hasta acabó desesperando al público italiano, más acostumbrado que el español a esa clase de horrores.

JUVENTUS 0 DEPORTIVO 0

Juventus: Van der Sar; Tudor, Ferrara, Iuliano; Birindelli (Paramatti, m. 72), Tacchinardi (Conte, m. 60), Davids, Pessotto; Zidane; Trezeguet e Inzaghi (Del Piero, m. 63).Deportivo: Molina; Manuel Pablo, Donato, Naybet, Romero; César Sampaio, Mauro Silva; Scaloni (Víctor, m. 82), Fran (Fernando, m. 65), Turu Flores (Emerson, m. 58); y Pandiani. Árbitro: Urs Meier, suizo. Expulsó a Zidane (m. 65) por una dura entrada a Emerson y amonestó a Fran, Iuliano, Ferrara y Manuel Pablo. Unos 30.000 espectadores en el estadio Delle Alpi de Turín, menos de media entrada. 3ª jornada de la Liga de Campeones.

Pero del tedioso perfil del partido en su parte inicial habría que culpar al Juventus. El encuentro demostró que la crisis del equipo no es un invento ni una exageración de la prensa. Es verdad que el Juventus nunca se ha distinguido por su gusto futbolístico, pero es que anoche ni siquiera se le vio aquel vigor que le convirtió durante mucho tiempo en un rival temible. El Juventus se redujo a la capacidad y la constancia de Inzaghi y Trezeguet en sus intentos de cazar algunos de los proyectiles que volaban de vez en cuando sobre el área de Molina, y a los siempre primorosos detalles de Zidane. Zizou estuvo más bien gris, muy bien tapado por Sampaio y Mauro Silva, que le robaron el compás e impidieron que el francés dictase el rumbo del partido. Pero cada vez que se acercó al área, Zidane ofreció algún apunte de su extraordinaria calidad: un taconazo, una pared, un balón que se cambiaba de pie mientras lo iba pisando, un majestuoso centro... Los pocos apuros que pasó el Deportivo en el primer tiempo -Naybet salvó un balón de gol, y Molina, un mano a mano ante Inzaghi- surgieron por algún detalle de Zizou o por algún proyectil suelto que confundió a la defensa gallega.

Los achaques del Juventus se multiplicaron en la segunda parte y acabaron derivando en un colapso total en cuanto el Deportivo se convenció de que podía llevarse el choque. Para entonces, hasta la defensa italiana cometía pifias antológicas, como la que permitió los remates consecutivos de Turu y Fran, salvados ambos bajos los palos. Poco después, cuando Sampaio falló una ocasión clamorosa, se colmó la paciencia del estadio Delle Alpi, que estalló en una algarabía de abucheos. El histerismo se elevó de tal manera que acabó contagiando al mismísimo dios, o sea, a Zidane. El imperturbable y elegante Zizou, tal vez abochornado por el espectáculo, se transmutó en un vulgar barriobajero, propinó una innecesaria y brutal patada a Emerson el centro del campo y se fue a la caseta. Ni el ingreso de Del Piero -en el banquillo al principio- pudo ya levantar al Juventus, que hasta el final estuvo a merced de un Deportivo que lanzó la carga de caballería pero que no afinó para rematar la faena.

Sobre la firma

Archivado En