FÚTBOL La resaca de la jornadaEL PERSONAJE - WALTER PANDIANI

El 'rifle' del Deportivo

El desconocido uruguayo se erige en hombre decisivo del equipo gallego

Llegó sin la certeza de que habría un hueco para él en una plantilla en la que sobraban jugadores y de pronto se ha erigido en el futbolista más determinante del Deportivo. Porque, de momento, los fichajes más rentables del actual campeón no son ni Diego Tristán ni Duscher -jugadores que costaron más de 2.000 millones de pesetas- ni tampoco Molina o Valerón. El mejor refuerzo del Deportivo en el arranque de la temporada es Walter Pandiani, un delantero uruguayo de 24 años, apodado El Rifle, completamente desconocido en Europa y que no ha jugado nunca con la selección de su país."Cuando lo vi e...

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Llegó sin la certeza de que habría un hueco para él en una plantilla en la que sobraban jugadores y de pronto se ha erigido en el futbolista más determinante del Deportivo. Porque, de momento, los fichajes más rentables del actual campeón no son ni Diego Tristán ni Duscher -jugadores que costaron más de 2.000 millones de pesetas- ni tampoco Molina o Valerón. El mejor refuerzo del Deportivo en el arranque de la temporada es Walter Pandiani, un delantero uruguayo de 24 años, apodado El Rifle, completamente desconocido en Europa y que no ha jugado nunca con la selección de su país."Cuando lo vi en televisión, me quería morir". Pandiani esbozaba ayer media sonrisa para recordar su fugaz pero estridente paso por Anoeta el pasado sábado: relevó a Valerón iniciada la segunda parte y en sólo siete minutos marcó el gol del empate -la Real ganaba 1-0- y acabó expulsado porque, en un exceso de fogosidad, trató de robar la pelota a un contrario con una temeraria entrada por detrás. "No quise cazar al jugador, pero me equivoqué y llegué tarde", admite él mismo.

A Pandiani, como a tantos futbolistas uruguayos, le precede cierta fama de pendenciero. El año pasado, sufrió un fuerte castigo por su participación en un tangana con jugadores del Flamengo durante la Copa Libertadores. "A los uruguayos nos gusta hacernos respetar", afirma. Los que han convivido con él en el vestuario del Depor también desmienten su fama: es un chico callado que acata las órdenes sin rechistar. Y también un tipo con una asombrosa determinación, como ha demostrado en el último mes: en cinco partidos, entre Liga y Copa de Europa, ha logrado cuatro goles, todos decisivos.

Un carácter así necesita una forja especial y ésa fue la de los carboneros del Peñarol, un club fundado por los trabajadores que construyeron el ferrocarril de Montevideo. Antes se había hecho un nombre en el modesto Wanderers, en el que debutó en Primera a los 18 años, estando ya casado (acaba de nacer su tercer hijo). Con el Peñarol fue elegido en 1999 mejor futbolista uruguayo y logró 27 goles en el último campeonato. Allí, el jefe del vestuario, Diego Martín Dorta, le impuso el apodo de El Rifle. "Fue por la rapidez de mi juego", recuerda él. "Al principio, lo acepté porque venía de Dorta, a quien respetaba. Ahora es un apodo que me encanta".

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