VERANO 2000

Evoluciones latinas

El Palenque de Sevilla recrea el Caribe con sus clases de baile y la música del cantautor Aldo Antonio

El amor que Elena Cuesta le profesa a los ritmos latinos, especialmente al merengue y al cha-cha-chá, la ha llevado a bailar con una camisa colgada de la lámpara de su casa. A Elena, sevillana de 23 años que ya ha terminado Magisterio y ahora estudia Derecho, le falta su hermano, con quien comparte afición."De tantas vueltas como di, la camisa parecía un cordón, la hice toda un lío", explica la joven que se ha visto obligada a recurrir a este truco para practicar porque su hermano, que habitualmente acude con ella a las noches de baile en El Palenque de Sevilla, se ha marchado de vacaciones a ...

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El amor que Elena Cuesta le profesa a los ritmos latinos, especialmente al merengue y al cha-cha-chá, la ha llevado a bailar con una camisa colgada de la lámpara de su casa. A Elena, sevillana de 23 años que ya ha terminado Magisterio y ahora estudia Derecho, le falta su hermano, con quien comparte afición."De tantas vueltas como di, la camisa parecía un cordón, la hice toda un lío", explica la joven que se ha visto obligada a recurrir a este truco para practicar porque su hermano, que habitualmente acude con ella a las noches de baile en El Palenque de Sevilla, se ha marchado de vacaciones a Palma de Mallorca. Elena se ha perdido muy pocas de las clases de baile de salón y ritmos latinos que, desde el pasado 25 de julio, se ofrecen en uno de los escenarios de El Palenque.

"Un, dos, tres y chocan la palma de la mano con la de su pareja", dice a través de un micrófono inalámbrico Daidee Veloz, una actriz cubana que estudió ballet en La Habana y forma parte del equipo de cuatro monitores que se dedica a enseñar a bailar a todo el que se le ponga por delante.

En estas noches caribeñas no falta detalle. Los alumnos, unos 1.300 por semana, aprenden de miércoles a sábado los pasos del son, la salsa o el mambo arropados por el frescor del famoso microclima que se instaló en el recinto de la isla de La Cartuja para aliviar las altas temperaturas del verano sevillano durante la Exposición Universal de 1992.

Además, para practicar no hay que moverse de la pista ya que, después de dos horas de clases, la orquesta Aldo Antonio e Infusión Latina sube al escenario y todos pueden exhibir el fruto de sus esfuerzos. "Lo que la gente coge con más facilidad es el merengue, pero lo que más les gusta es la salsa; un ritmo más complicado", aclara Daidee, que llegó a España hace un año y medio y enseña danzas de su tierra junto al dominicano Luigi Gómez.

"El paso básico de la salsa no es difícil, pero las evoluciones -vueltas- la complican. Lo que hace atractiva la danza es saber coordinar tres cosas: el paso, el ritmo y las evoluciones", explica Luigi Gómez, que en su país formaba parte de un ballet de ritmos tropicales.

"El que prueba, se engancha. Tenemos gente que viene desde el principio. Nuestra idea era terminar con las clases el 15 de septiembre, pero nos están pidiendo más y probablemente ampliemos hasta finales de septiembre", aclara Francisco Bustamante, director de TCM Audio Visión, la empresa sevillana que se ha hecho cargo del Palenque desde principios de este año y quiere convertirlo en un espacio cultural. La empresa tiene una concesión de Agesa por 15 años para explotar el espacio. "Nuestra intención es ofrecer los dos escenarios y el auditorio, con capacidad para 1.500 espectadores, para organizar conciertos, congresos, fiestas o para grabar programas de televisión", añade el responsable del Palenque.

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Los días 9 y 10 de septiembre Canal Sur grabará en ese espacio el programa Veo, veo, de Teresa Rabal, y el 31 de agosto acogerá la última de las actuaciones del ciclo Bienal va por barrios. En este gran concierto flamenco participarán, entre otros, Manuel de Paula, Angelita Vargas o Tomás Perrate.

Antonio Esquivel trabaja en Correos y Carmen Otero, su mujer, es enfermera. La pareja acudió la noche del pasado miércoles por segunda vez. "Nos hemos enterado muy tarde, pero pensamos venir todos los días", promete Antonio. "Siempre hemos bailado como Dios nos dio a entender, a nuestra bola; pero queremos aprender porque nos encanta", aclara Carmen.

Este matrimonio, como sus compañeros de pista, comienzan la clase en hilera, siguiendo las indicaciones de los monitores. "En un cuartito de hora cogen el paso, es fácil. Las complicaciones vienen después", comenta Daidee, quien también enseña bolero y tango.

Pero el momento más esperado de la noche es cuando Aldo Antonio, cubano de 28 años, sube al escenario acompañado de cuatro músicos, Infusión Latina. Aldo Antonio llegó a Cádiz hace tres años invitado a un encuentro de nuevos cantautores que organizó la Diputación. "Lo que hago no es salsero, sino fusión latina. Mezclamos son, rumba cubana, samba y hasta bossa-nova; aunque a la gente le gusta más el son. Creo que los músicos debemos ser también educadores así que termino mis conciertos con otros ritmos como la conga", concluye.

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