Los monos 'cocineros'

Un grupo de monos del Zoo de Madrid se prepara su propio puré. Son capaces de triturar frutas y verduras y después apreciarlo como buenos gourmets: de hecho, los científicos aseguran que cuando les sale bien, mejora su humor. La revista New Scientist publicará el próximo día 19 un artículo de un equipo de investigadores de la Universidad Autónoma que, tras observar a los simios durante más de 450 horas, ha comprobado que los primates son capaces de triturar zanahorias, limones, naranjas o manzanas."No es un caso de transformación de comida tal y como se entiende desde el punto de...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Estilo 'Linda'

Un grupo de monos del Zoo de Madrid se prepara su propio puré. Son capaces de triturar frutas y verduras y después apreciarlo como buenos gourmets: de hecho, los científicos aseguran que cuando les sale bien, mejora su humor. La revista New Scientist publicará el próximo día 19 un artículo de un equipo de investigadores de la Universidad Autónoma que, tras observar a los simios durante más de 450 horas, ha comprobado que los primates son capaces de triturar zanahorias, limones, naranjas o manzanas."No es un caso de transformación de comida tal y como se entiende desde el punto de vista humano, ya que ello comporta cosas como moler o calentar los alimentos", explica a New Scientist Samuel Fernández-Carriba, un experto en primates de la Universidad Autónoma. Pero es el primer caso registrado de animales que son capaces de modificar el sabor y la textura de los alimentos, y, además, disfrutar del resultado final.

La primera chimpancé que empezó a hacer el puré de frutas o verduras fue Linda, una mona que llegó al Zoo hacia 1992, cuando tenía un año de edad aproximadamente. Antes de acabar en su jaula, a Linda la usaban como atracción de feria en la costa y para que el público se hiciera fotos junto a ella. Por eso no tenía dientes: su dueño -un fotógrafo ambu-lante- se los había arrancado para que no mordiera a su clientelela, por lo general niños.

La vida de Linda cambió cuando la Guardia Civil se hizo con ella y la trasladó al Zoo. Una vez en la jaula, esta chimpancé se las arregló para encontrar una manera ingeniosa de comer sin necesidad de utilizar los dientes que le faltan: frotaba una manzana contra una esquina o una superficie rugosa del recinto en el que está recluida y luego se comía el puré con la mano o lamía el jugo.

Con el tiempo, otros chimpancés imitaron su comportamiento. Un poco como juego-porque los monos se aburren mucho en el Zoo- otro poco porque les gustó la novedad. De hecho, hay un mono, Ghost (fantasma, en inglés), que no sabe comer de otra manera: desde que dejó de amamantarse, el chimpancé tritura frutas y verduras en las paredes y en las rejas de la jaula.

Tal y como han comprobado los científicos, hasta seis monos del Zoo de Madrid son capaces de confeccionarse sus propias papillas al nuevo estilo Linda: todos los del grupo excepto el macho dominante, que parece no fiarse mucho de la nueva técnica. Está comprobado que, en el reino animal, los machos viejos son los más reacios a aceptar cosas nuevas. Las más lanzadas y curiosas, por el contrario, son las hembras jóvenes. Así, los monos frotan la fruta o la verdura en un rincón afilado de la pared de su recinto acristalado durante unos diez segundos. Luego chupan y repiten la operación.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Al preparar este tipo de papillas, los chimpances modifican el sabor de la comida. Y lo más sorprendente: "Desde que han decidido tomarse su tiempo para preparar sus platos, disfrutan y muestran satisfacción con el resultado", según apunta Samuel Fernández-Carriba.

"No está claro que la transformación de los alimentos exista en la vida salvaje", añade. "En primer lugar, no se ha visto nunca, y, en segundo, los animales no pueden permitirse perder el tiempo preparando los alimentos. Pero si, como estos chimpancés que están en una jaula en el Zoo, uno tiene tiempo y puede pasarse todo el día cocinando, puede llegar a preparar algo sabroso", señala con ironía este científico. "Esto es una evidencia más de que tal vez los seres humanos no seamos tan originales ni especiales como siempre hemos pensado", concluye.

Los chimpancés acostumbran a usar métodos inteligentes para conseguir comida: por ejemplo, son capaces de pescar termitas con palitos finos o de cascar a golpes secos nueces o cocos con una piedra con forma de martillo.

Pero nunca hasta ahora se había observado a un mono que, mediante ciertas transformaciones físicas en los alimentos, variara el sabor y la textura de la comida... y que le gustara.

Archivado En