Let's dance
Mencionen Let's dance a David Bowie y le verán enrojecer. En 1983 pactó un contrato multimillonario y, de modo tajante, depuró su imagen para ser aceptado como artista masivo: desechó su bisexualidad, hizo gestos antirracistas, enfatizó su cordialidad. La jugada le salió redonda, aunque finalmente -de ahí su actual incomodidad- desembocó en patética música comercial. Pero no debe avergonzarse de este Bailemos. Cierto que es un disco diseñado milimétricamente y que no se deslomó componiendo: contiene ocho canciones, incluyendo una versión y un tema de banda sonora. Sin emba...
Mencionen Let's dance a David Bowie y le verán enrojecer. En 1983 pactó un contrato multimillonario y, de modo tajante, depuró su imagen para ser aceptado como artista masivo: desechó su bisexualidad, hizo gestos antirracistas, enfatizó su cordialidad. La jugada le salió redonda, aunque finalmente -de ahí su actual incomodidad- desembocó en patética música comercial. Pero no debe avergonzarse de este Bailemos. Cierto que es un disco diseñado milimétricamente y que no se deslomó componiendo: contiene ocho canciones, incluyendo una versión y un tema de banda sonora. Sin embargo, las tres primeras piezas, que ocupan la mitad del elepé, forman una secuencia embriagadora: Modern love y Let's dance son disquisiciones sobre el amor incendiadas por metales imperiales, la inventiva guitarra de Steve Ray Vaughan y bárbaros ritmos a lo Chic -Nile Rodgers fue el cómplice elegido por Bowie-; entre las dos, la fantasía oriental de China girl, con sus seductores sssssssh.
Autor: David Bowie Editorial: EMI Precio: 1
565 pesetasDiego A. Manrique