El avión y la zapatilla

Un avión se estrella a las afueras en París, un Concorde, y una periodista -en este caso de TV-3- se acerca al lugar del incidente para informar a los telespectadores sobre el siniestro. A partir de aquí todo es normal, pero vistas las maneras de la reportera, uno se inquieta. No es para menos: al poco de iniciar su relato de los hechos, la periodista alza la mano (la que no sostiene el micrófono) y muestra una zapatilla calcinada que pertenecía a uno de los pasajeros muertos. Tras mostrar la zapatilla, sigue hablando un poco, pero no mucho. La tentación es grande y vuelve a enseñar la zapatil...

Un avión se estrella a las afueras en París, un Concorde, y una periodista -en este caso de TV-3- se acerca al lugar del incidente para informar a los telespectadores sobre el siniestro. A partir de aquí todo es normal, pero vistas las maneras de la reportera, uno se inquieta. No es para menos: al poco de iniciar su relato de los hechos, la periodista alza la mano (la que no sostiene el micrófono) y muestra una zapatilla calcinada que pertenecía a uno de los pasajeros muertos. Tras mostrar la zapatilla, sigue hablando un poco, pero no mucho. La tentación es grande y vuelve a enseñar la zapatilla calcinada, aunque esta vez añade que el objeto en cuestión ha sido hallado por una mujer francesa. Casi nada.No sé qué se han creído, porque yo ya no sé qué creer de ellos. Pero bueno: ya sabemos que las noticias, a veces, tienden a lo morboso. Sin embargo, harían bien en fijarse unos límites. Que no todo vale, vamos, y aún menos si la televisión es pública.

Esperemos no ver más escenas como ésta en la televisión, en la que una zapatilla refrita colma de felicidad a una reportera feliz, zapatilla que exhibe como si fuera un trofeo. Y que acaba su épico relato sobre el accidente, para mayor descaro, con un: "Fins aquí (...) la pel.lícula dels fets". Gracias, señora. Pero... ¿y las palomitas? - Josep Clusa Capell. Barcelona.