35º CONGRESO DEL PSOE

Los guerristas critican la reciente gestión del PSOE y anuncian que "jugarán sus cartas"

El presidente de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, desempeñó ayer, una vez más, el papel de máximo portavoz del guerrismo y aprovechó su intervención a puerta cerrada en el congreso socialista para lanzar un discurso durísimo contra la gestión del PSOE en los últimos años y con la manera en que parece comenzar a resolverse la asamblea: como una lucha entre los candidatos José Bono y José Luis Rodríguez Zapatero. Ibarra y el otro guerrista que intervino ayer, el madrileño José Acosta, anunciaron su disposición para "jugar sus cartas" en el cónclave y aprovecharon para criticar la resol...

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El presidente de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, desempeñó ayer, una vez más, el papel de máximo portavoz del guerrismo y aprovechó su intervención a puerta cerrada en el congreso socialista para lanzar un discurso durísimo contra la gestión del PSOE en los últimos años y con la manera en que parece comenzar a resolverse la asamblea: como una lucha entre los candidatos José Bono y José Luis Rodríguez Zapatero. Ibarra y el otro guerrista que intervino ayer, el madrileño José Acosta, anunciaron su disposición para "jugar sus cartas" en el cónclave y aprovecharon para criticar la resolución del último congreso, que significó su definitiva pérdida de poder al máximo nivel. Los representantes del sector mayoritario, indignados con la intervención de Ibarra, aducían que él y los suyos también están implicados en lo que ha sucedido en el PSOE en los últimos años.

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Tras varias intervenciones de portavoces de grandes delegaciones, como Andalucía, Cataluña o Castilla-La Mancha, en las que el congreso parecía discurrir, al menos en público, por los tranquilos cauces de las loas a la gestión de la Comisión Política y en especial de su presidente, Manuel Chaves, los guerristas variaron el rumbo de las cosas.Primero fue José Acosta, portavoz de la mayoría de Madrid. Nada más subirse al estrado, demostró sus intenciones: exigió al presidente del Congreso, Marcelino Iglesias, que reconociera que él era el único portavoz de la delegación de Madrid, y que Jaime Lissavetzky y Manuel Escudero, que hablaron antes, lo hacían como representantes de las minorías. Y consiguió esa rectificación. A partir de ahí, comenzó un rosario de críticas a la gestión de los últimos años: "Un desastre". Manuel Escudero, como líder de Iniciativa por el Cambio, ya había mostrado sus dudas sobre el buen desarrollo del congreso y había pedido que la decisión sobre la implantación de las primarias se tomara de inmediato, dentro del congreso.

Y entonces subió al estrado Rodríguez Ibarra, como líder de la delegación de Extremadura. Y allí, en un tono agrio, a veces a gritos, lanzó una especie de voz de alarma sobre el desarrollo del congreso. Para Ibarra, todo se está centrando en la "apuesta a ganador" que tienen que hacer los que dudan entre José Bono y Rodríguez Zapatero como futuros líderes. "Aquí hay muchos delegados que están diciendo: a mí lo que me preocupa es votar para volver a mi pueblo como ganador de este congreso", exclamó.

Todo, según el dirigente guerrista, para garantizar la continuidad de sus puestos en el partido. "Tres puñetas me importa a mí el futuro de cada uno de nosotros, incluido el mío", gritó. "No es eso lo que aquí se debe decidir". Los aplausos venían sobre todo de los invitados, que no de delegados, pero alguna frase contundente consiguió incluso alguna pequeña ovación.

Ibarra dijo que la "autoridad moral" que le concede el haber "arrimado siempre el hombro" le permite ahora "jugar sus cartas" plenamente. El discurso trataba de demostrar que los guerristas, a los que él ve como un sector que no tiene poder ni medios de comunicación "como otros", siempre han acertado en su diagnóstico sobre el PSOE. Lo mismo dijo en los pasillos el propio Alfonso Guerra: "Llevamos cuatro años advirtiendo de lo que iba a pasar, y no nos hicieron caso".

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Ibarra aprovechó este argumento para lanzar una dura andanada contra Chaves. Dijo compartir al 100% el análisis que había hecho por la mañana, pero con la diferencia de que él había "avisado" de lo que iba a pasar. Chaves se había dedicado a "impulsar" esos errores: la bicefalia, la no dimisión de Joaquín Almunia cuando perdió las primarias, la dimisión de la ejecutiva en pleno tras el desastre electoral de marzo... "Vosotros no habéis acertado nunca", espetó a los representantes de la mayoría.

Reacción inmediata

Estas durísimas palabras provocaron la inmediata reacción indignada de otros líderes de delegaciones, como el de la canaria, Juan Carlos Alemán, que dijo de Ibarra que era "impresentable" que criticara una gestión de una ejecutiva que él mismo, aún siendo miembro, se había dedicado a "dinamitar cada vez que le ponían una alcachofa [micrófono] delante". "Algunos tendrían que ponerse un puntito en la boca", dijo Alemán.Sobre el procedimiento de votación, clave para los guerristas y su candidata, Matilde Fernández, Ibarra también fue duro y dijo que la gestora estaba haciendo un "traje a medida para alguien", que desde luego no es Fernández, al promover la votación a una sola vuelta. Tuvo también palabras duras para los dos candidatos favoritos, Bono y Zapatero. Sin citarlos, dijo que habían participado directamente en la gestión de los últimos años, lo que les invalidaba como representantes de la renovación.

También criticó que se hayan dedicado sólo a tratar de demostrar si tienen o no el apoyo de Felipe González. "El asunto de Felipe lo cerró él en 1997 cuando se fue, dejemos de hablar de ello", dijo. Ibarra fue muy pesimista porque dijo que todo auguraba que este congreso sería "frustrado", como el de 1997, por tener todos los discursos un tono continuista.

Ciscar y Acosta, abucheados

Aunque la sesión de la tarde de ayer estuvo dominada, a excepción sobre todo del discurso de Ibarra, por la tranquilidad y los discursos pausados, hubo algunos momentos de tensión.El primero y más grave se vivió cuando Cipriá Ciscar, portavoz de la corriente crítica de Valencia, subió al estrado. Se oyeron entonces algunos abucheos provenientes de los otros valencianos: la delegación de la mayoría de la federación de la Comunidad Valenciana, encabezada por José Luis Ábalos.

No era la única delegación que acudía dividida. De Madrid hablaron hasta tres portavoces. Y también hubo un pequeño abucheo. Pero esta vez no era contra un renovador, como Ciscar, sino contra el guerrista José Acosta. Se oyeron algunos pitos cuando exigió que se le reconociera como único representante oficial de la delegación de Madrid, en la que los guerristas lograron la mayoría. La división de estas delegaciones hizo que el presidente del congreso, Marcelino Iglesias, tuviera que dividir también los tiempos, lo que provocó, por ejemplo, que el líder de Iniciativa por el Cambio, Manuel Escudero, dispusiera de sólo tres minutos para hablar.

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