Tribuna:LA RENOVACIÓN DEL PSOE

Un impulso necesario

El candidato reclama, para ganar al PP en 2004, un PSOE con una idea de España compartida por todos y un proyecto común.

El "impulso necesario" es el lema del 35º Congreso que los socialistas celebramos este fin de semana. Ha sido una acertada elección, pues lo que nos jugamos es mucho más que quién dirigirá el partido los próximos años. Está en juego nuestra credibilidad como alternativa de Gobierno y la confianza en nosotros de millones de españoles.Ocho años de gobierno de la derecha son demasiados y nosotros debemos seguir siendo la esperanza de los ciudadanos que no quieren que la ...

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El candidato reclama, para ganar al PP en 2004, un PSOE con una idea de España compartida por todos y un proyecto común.

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El "impulso necesario" es el lema del 35º Congreso que los socialistas celebramos este fin de semana. Ha sido una acertada elección, pues lo que nos jugamos es mucho más que quién dirigirá el partido los próximos años. Está en juego nuestra credibilidad como alternativa de Gobierno y la confianza en nosotros de millones de españoles.Ocho años de gobierno de la derecha son demasiados y nosotros debemos seguir siendo la esperanza de los ciudadanos que no quieren que la desigualdad siga aumentando en España, como ha ocurrido con el PP tal y como ha denunciado la ONU al publicar recientemente el "índice de desarrollo humano".

Ésta es una de las razones por las que merece la pena trabajar. No dudo de la madurez del congreso, es decir, del conjunto del Partido, ni de la responsabilidad individual de cada delegado y delegada. Tenemos el compromiso histórico de terminar con una etapa de provisionalidad, de zozobra, tal vez de improvisaciones, que nos ha conducido a una situación cuyas consecuencias más nefastas serían la pérdida de la confianza que siguen depositando en nosotros millones de españoles e, incluso, la pérdida de nuestra autoestima.

Yo me rebelo ante esa situación. No me resigno. Estoy completamente convencido de la fortaleza de este partido, de su fuerza transformadora, sobre todo si está unido y dispuesto a luchar por los valores que le caracterizan: la libertad, la igualdad y la solidaridad. Esta trilogía de principios de los revolucionarios ilustrados sigue teniendo vigencia. Nuestra tarea es actualizarlos en el siglo XXI. Para ello debe servir este magnífico instrumento que es el PSOE: para cambiar la vida, para contribuir desde España a que la sociedad del conocimiento en un mundo globalizado sea más justa, más igualitaria, más libre en todos los lugares del planeta.

Pero, para poder actuar en esa ambición, para que los españoles confíen en nosotros y cuenten con nosotros; para que el PSOE influya positivamente en la Internacional Socialista y en el conjunto de Europa, necesitamos arreglar nuestra propia casa y demostrar que estamos en condiciones de ser eficaces en la defensa de nuestros ideales. Necesitamos recuperar credibilidad.

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La recuperación de nuestro prestigio comienza con el cambio de los modos de hacer política. Hemos de cultivar una legalidad intransigente, sin resquicios ni zonas de penumbra. La transparencia y la honestidad no han de separarse jamás de nuestro código político.

Debemos exhibir con honra y orgullosos nuestros bolsillos de cristal y no perder la mirada ante quien nos pretenda levantar alguna calumnia.

Por eso, no podemos desaprovechar este Congreso, una ocasión verdaderamente excepcional en la vida de un partido, cuando toda la sociedad, y desde luego todos los militantes y todos nuestros simpatizantes y electores, están pendientes y deseando que seamos capaces de resolver nuestros problemas para que podamos ocuparnos de los suyos, de los problemas del conjunto de la sociedad.

Por esta razón, creo que sería una grave irresponsabilidad estropear esta oportunidad.

Sería triste que este Congreso se cerrase en falso.

Si estamos esperando a Godot, es posible que no llegue nunca.

Este partido está formado por muchos hombres y mujeres comprometidos y capaces. Este partido ha sido y sigue siendo fundamental en la historia de España. Es una gran organización, simboliza un proyecto, potente y poderoso, de transformación de la sociedad y todavía tiene muchas cosas por hacer.

La contribución del PSOE en nuestro pasado inmediato, con Felipe González a la cabeza, ha sido verdaderamente excepcional: ha modernizado el país, lo ha puesto en Europa y en el mundo, ha implantado el Estado de bienestar, alejado el temor de los golpes militares, estabilizado la democracia...

En definitiva, durante muchos años hemos escrito de forma protagonista unos capítulos de nuestra historia que serán los más positivos del siglo XX. Pero no es el fin de la historia. Ni del PSOE, que debe recuperar el protagonismo durante los primeros años del siglo XXI.

El 2004 es una buena fecha para volver a ganar las elecciones generales. En el 2003 ganaremos las municipales y las autonómicas que se celebren. Podemos hacerlo. En gran medida, depende de este Congreso: si fracasamos cuando toda la sociedad está pendiente de nosotros, habremos perdido una oportunidad tal vez irrepetible a corto y medio plazo.

Tenemos una historia centenaria, gobernamos en seis Comunidades Autónomas y en 3.000 Ayuntamientos.

Somos muchos, y unidos somos infinitamente más. Sumemos a lo que tenemos un partido unido y fortalecido democráticamente y nada podrá pararnos.

Podemos ganarle a la derecha. Debemos hacerlo por compromiso con nuestros ideales y con las personas que siguen viendo en nosotros su esperanza de tener una vida mejor.

No se puede ser exhaustivo en un artículo de estas características, pero para ganar, el PSOE necesita una idea de España compartida por todos, un proyecto común, plural, aceptado libre y democráticamente. Una idea de España que implique el destierro definitivo del odio y la organización de un espacio para la convivencia fecunda y creadora. Una idea de España en Europa, sin complejos euroescépticos y con capacidad, perdida por Aznar, de influir en estos momentos decisivos.

Para ganar necesitamos un partido que sea de los ciudadanos, que nuestra agenda de prioridades sea la de la gente, la de la sociedad: su educación, su sanidad, sus comunicaciones, su bienestar concreto...

Necesitamos también una organización moderna, eficaz, operativa; en definitiva, un Partido eficiente que gobierne bien donde lo hace y que desarrolle una labor de oposición dura, firme, contundente y nítida frente a la derecha, con el deseo de ganarle claramente en las próximas elecciones.

Es posible hacerlo.

Si nos lo proponemos, probable; si hacemos bien nuestro trabajo y nos esforzamos todos juntos, seguro.

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