Cartas al director

¡SOS!

Soy, y me siento, profundamente madrileño. Por raíces, por filosofía de vida, por mi entorno de amigos, por el espíritu de esta ciudad y, sobre todo, por el aire que respiro cada día y la luminosidad que tiene Madrid (los atardeceres rojizos pincelados por el genial Antonio López son la expresión perfecta de esa luminosidad). Lamentablemente, este panorama lo ha "oscurecido" en estos últimos años un personaje nefasto: el alcalde Álvarez del Manzano.Me explico: sus expresiones racistas y xenófobas son impresentables (rumanos, argelinos, etcétera, todos son pasto de sus desatinos verbales). Este...

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Soy, y me siento, profundamente madrileño. Por raíces, por filosofía de vida, por mi entorno de amigos, por el espíritu de esta ciudad y, sobre todo, por el aire que respiro cada día y la luminosidad que tiene Madrid (los atardeceres rojizos pincelados por el genial Antonio López son la expresión perfecta de esa luminosidad). Lamentablemente, este panorama lo ha "oscurecido" en estos últimos años un personaje nefasto: el alcalde Álvarez del Manzano.Me explico: sus expresiones racistas y xenófobas son impresentables (rumanos, argelinos, etcétera, todos son pasto de sus desatinos verbales). Este señor rompe con la máxima de Madrid como ciudad universal: ¡aquí cabe todo el mundo! Sus actitudes cavernícolas son injustificables (más propias de la época de la Inquisición que del siglo XXI). Me refiero al entorno de los homosexuales, las parejas de hecho, las mujeres maltratadas, los agnósticos (entre los que me encuentro), por citar algún colectivo. Para resumir: siempre que abre la boca es para decir tonterías y disparates.

Y por último, y reconociendo que todas las ciudades del mundo son mejorables, este señor se ha empeñado en no dejarnos vivir en paz, convirtiendo Madrid en una copia de Sarajevo. No hay ni una sola calle en la que no haya una zanja, grúa, excavadora, polea, camión y no sé cuántos artilugios articulados más.

Obras y zanjas que se abren y cierran como por arte de magia ("hale hop"), con el fin de digitalizar nuestras vidas, cablear nuestro cerebro y navegar por el espacio de las fibras ópticas.

Señor Álvarez del Manzano, con todos mis respetos: ¿cuándo vamos a poder disfrutar de esta ciudad en paz? No necesitamos una ciudad perfecta, porque si es para vivir en una permanente pesadilla de obras como vivimos ahora, mejor gástese el dinero en otras cosas (excepto en viajes personales a Mallorca, por supuesto), y déjenos disfrutar de Madrid con todas sus imperfecciones y carencias.-

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