TOUR 2000

El Kelme pide el relevo

El equipo de Vicente Belda anuncia una estrategia "más reservona"

"Estos días nuestro uniforme se está vendiendo como rosquillas en España. Según me cuentan, más de un 50% por encima de los otros equipos españoles. Somos el equipo de moda. La gente lo compra por simpatía hacia nosotros". Vicente Belda y sus kelmes no caben en sí. Andan tan exultantes que ahora dicen que cambian de táctica. Porque sí. Porque tienen el triunfo de etapa más importante de todos los que ha dado este año el Tour, y porque es hora de que otros entretengan la carrera. "Ha marcado mucho la etapa de los Pirineos. Ahora hay que dar el relevo", dice el director deportivo.El breve...

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"Estos días nuestro uniforme se está vendiendo como rosquillas en España. Según me cuentan, más de un 50% por encima de los otros equipos españoles. Somos el equipo de moda. La gente lo compra por simpatía hacia nosotros". Vicente Belda y sus kelmes no caben en sí. Andan tan exultantes que ahora dicen que cambian de táctica. Porque sí. Porque tienen el triunfo de etapa más importante de todos los que ha dado este año el Tour, y porque es hora de que otros entretengan la carrera. "Ha marcado mucho la etapa de los Pirineos. Ahora hay que dar el relevo", dice el director deportivo.El breve paso por los Pirineos no habría sido igual sin el Kelme. No sólo por la victoria de Javier Otxoa en Hautacam y, en menor medida, la escapada de Botero al día siguiente, sino por la propia esencia del equipo. El Kelme lleva dentro la montaña y llegado su terreno ha cumplido su trabajo con nota. No con los capataces, sino con los peones. Pero lo ha bordado. Para muestra, la llegada de Hautacam: tres corredores de Belda entre los siete primeros. Toda una tarjeta de visita. El Kelme es así. Huérfano de un superclase, pero con un excelente nivel medio. Sólo le falta un rematador. Claro que de esos sólo hay uno en el mundo, Lance Armstrong. O tres si se abre un poco más el abanico.

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Pero no hay como tener clara la propia identidad, los propios límites para tener éxito. El Kelme se conoce a sí mismo y sabe hasta dónde puede llegar. Nunca ha pregonado que quería ganar el Tour. Nunca se ha cargado de ambiciones más allá de sus posibilidades. Y así ha triunfado incluso por la vía más imprevista. Por la del vizcaíno que se escapa para mover la etapa y la acaba ganando, y por la del colombiano atípico, aunque se quedó a las puertas. Ahora es el turno de los líderes, Escartín y Heras. Al final habrá que apostar por uno. Alguno tendrá que acabar por delante en la general. Los empates no existen en ciclismo. Pero quién. "No sé. Los dos han ido hasta ahora como de la mano. Le preguntas a uno qué tal va y te dice: 'Bien'. Se lo preguntas al otro y responde lo mismo". Oportunidades hay para comprobarlo.

La estrategia del Kelme, sin embargo, no será la misma en el Mont Ventoux. Eso asegura Belda desde el lunes. "Seremos más reservones", anticipa. Lo justifica porque "cambia el escenario" y porque "hay equipos que esperaban mucho y no han conseguido nada". "Que vayan ahora ellos para delante". No da nombres, pero el contexto conduce al Banesto. Los dos equipos están recelosos mutuamente. Hasta tal punto que a Belda, por ejemplo, se le pregunta por la etapa de hoy y dice: "El equipo de Armstrong debe controlar hasta el pie del Ventoux. Luego, él casi se vale solo. Ahí deben entrar a atacar otros, con su presupuesto, con su parafernalia y con el Tour que llevan. Porque Zülle tiene que recuperar tiempo. Y para intentar ganar una etapa con Jiménez".

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