Crítica:GREC 2000 / MÚSICA

Empanada

La organización del Grec llamó a Nittin Shawney y TransGlobal Underground para que llenaran el lunes pasado la noche abierta al mestizaje. De entrada, respondieron muchos más comensales de los que la popularidad del menú hacía presagiar, aunque al final, lastimosamente, lo que prometía ser una panzada se convirtió en un simple aperitivo. Y fue quien a priori resultaba más alimenticio quien resultó más insustancial, un Nittin Shawney aquejado de ese moderno mal de las sociedades mestizas: la empanada mental.Sí, porque una cosa es ser hindú, crecer en occidente y descubrir nuevos sonidos ...

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La organización del Grec llamó a Nittin Shawney y TransGlobal Underground para que llenaran el lunes pasado la noche abierta al mestizaje. De entrada, respondieron muchos más comensales de los que la popularidad del menú hacía presagiar, aunque al final, lastimosamente, lo que prometía ser una panzada se convirtió en un simple aperitivo. Y fue quien a priori resultaba más alimenticio quien resultó más insustancial, un Nittin Shawney aquejado de ese moderno mal de las sociedades mestizas: la empanada mental.Sí, porque una cosa es ser hindú, crecer en occidente y descubrir nuevos sonidos susceptibles de ser fusionados con la tradición y otra muy diferente no saber a qué se quiere jugar y dónde se quiere llegar. Cada canción de Nittin Shawney era un mundo diferente aislado de los demás, de suerte que su concierto se asemejó a un submarino sellado en mil compartimentos estancos. Ahora eran sonidos hindús, luego hip-hop, más tarde acid-jazz, después rumbita para turistas y más adelante trip-hop. "Como soy mestizo me gusta todo", parecía decir Nittin Shawney mientras iba de palo en palo evitando, sin querer, urdir una trama que diese sentido a tanto desvarío estilístico.

Nittin Shawney / TranGlobal Underground

Poble Espanyol. Barcelona, 10 de julio.

En suma, lejos de mezclar los sabores de su receta musical, Nittin Shawney montó un enorme pastel de tortillas con todos los ingredientes escalonados: ahora berenjena, más arriba espinacas y rematando el pastel guisantes.

Una cosa es fusión y otra superposición.

Lo de TransGlobal Underground resultó menos decepcionante porque no se esperaba mucho más de ellos. Al menos algo sí tienen claro, no otra cosa que lo suyo es darle al ritmo, dejarlo crecer y soltar unos cuantos gritos que quieren ser la crema que bordea la superficie de un pastel. El asunto tiene en el caso de TransGlobal resabio electrónico que, dadas sus raíces, apuntalan con percusiones acústicas, que aunque no se oyeron quedaron de lo más exótico. Algo es algo.

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