Tribuna:EUROCOPA 2000EL CUADERNO

Hola, muñeco

Lo mejor que podemos decir de la inauguración es que fue corta, pero hubo algo que me sobresaltó: niños, globos, palomas y, de pronto, el muñeco. Gigantesco, futurista y con cables, como me imagino al jugador de fútbol en mis pesadillas. La Eurocopa es un Mundial sin pobres, repleto de muchachos fuertotes, animosos y sin cables porque, de momento, alcanza con la obediencia. Jóvenes sin defectos, pero sin una sola virtud sobresaliente. Visto el problema desde el juego: futbolistas que corren, pasan y tiran, pero que no regatean, ni se asocian en paredes, ni inventan sobre la marcha. Los italian...

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Lo mejor que podemos decir de la inauguración es que fue corta, pero hubo algo que me sobresaltó: niños, globos, palomas y, de pronto, el muñeco. Gigantesco, futurista y con cables, como me imagino al jugador de fútbol en mis pesadillas. La Eurocopa es un Mundial sin pobres, repleto de muchachos fuertotes, animosos y sin cables porque, de momento, alcanza con la obediencia. Jóvenes sin defectos, pero sin una sola virtud sobresaliente. Visto el problema desde el juego: futbolistas que corren, pasan y tiran, pero que no regatean, ni se asocian en paredes, ni inventan sobre la marcha. Los italianos, que saben mucho de definiciones futbolísticas, distinguen entre los jugadores de calidad y los jugadores de cantidad. La calidad puede darse el lujo de ser esporádica porque, cuando aparece, decide los partidos y produce un temblor que justifica la espera. Aquellos que no tienen un talento desequilibrante, deben influir desde la insistencia. Ellos son el esqueleto donde se apoya un equipo a la espera de que aparezca la inspiración. Lo que pasa es que si la inspiración está en el banquillo (Larsson, Suecia), o no tiene con quién asociarse (Totti, Italia), el equipo es sólo esqueleto.

- Soldaditos intercambiables

La táctica es el mejor escondite para la mediocridad. A los célebres jugadores italianos, como a las rubias con visón, uno les supone cosas. Algunos, sin esa camiseta, serían mediocres desconocidos (la metáfora del visón complétela usted mismo, porque a mí no me da tiempo). Supongamos que es verdad que Italia juega con tres defensas y cinco mediocampistas (también sería verdad decir que juega con cinco defensas y tres mediocampistas). Como los nombres propios me importan más que los dibujos, nombraré a los cinco magníficos que Dino Zoff eligió para la barricada que levantó en el centro del campo: Zambrotta, Conte, Albertini, Fiore y Pessotto. El efecto hubiera sido el mismo si se llamaran Iuliano, Di Biagio, Di Livio, Tagliatelli, y Rissoto.

- 'Pitbull' inspirado

Eso sí, cuando la cantidad es inteligente, comprometida y está dotada de una personalidad desbordante, no espera a nadie para ganar los partidos. Recuerdo, como de esta familia, a Roy Keane en el Manchester United, a Simeone en La Lazio, o a Davids en la selección de Holanda. Van Gaal, en el único acto poético que se le recuerda, bautizó a Davids como El Pitbull. El sobrenombre es certero, pero no le hace total justicia. Se trata, ciertamente, de uno de esos jugadores que cuando te muerden no te sueltan; sin embargo, a su altísimo y regular ritmo de juego, es capaz de darle el balón a un compañero. En estos días Davids está molesto con la exigencia de sus aficionados: "Vamos ganando 2 a 0 y están descontentos porque no damos espectáculo", y agrega, "ése es el problema del fútbol holandés". Gracias a ese "problema", Holanda es el país que mejor fútbol practica en Europa desde hace veinte años, y los futbolistas se dan el lujo de jugar en el Manchester, Arsenal, Juventus, Barcelona y equipitos así.

- Una jugada y dos teorías

El primer gol del Campeonato llegó como consecuencia de una pérdida de balón en zona defensiva. Un gol cualquiera, pero con valor simbólico. A esas alturas, Suecia ya había pegado 600 pelotazos bien orientados: casi todos caían dentro del estadio. En esta ocasión Ronald Nilsson dudó ante Goor, el jugador mejor dotado de Bélgica: robo, aceleración y, como el portero le regaló el primer palo, gol. Hay dos interesantes teorías: unos piensan que hay que despejar siempre porque perder el balón en esa zona trae consecuencias terribles, y usarán esta jugada como prueba; otros creemos que si un jugador sólo sabe despejar, cuando tiene la necesidad de jugar no sabe como se hace, y usaremos esta jugada como prueba.

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