Premio a una labor

Sería un premio a toda una labor. Juan Ferrando Badía podría añadir un cargo más a su extenso currículum político y académico, si prospera la idea del presidente de la Diputación de Valencia, Fernando Giner, de nombrar al catedrático de Derecho Político director de la Institució Alfons el Magnànim. La incógnita se resolverá el próximo jueves, cuando se reúna el consejo de administración de esta institución cultural y editorial.Mientras tanto, el anuncio de la candidatura del catedrático jubilado de la Universidad de Valencia ha vuelto a sacar a la palestra de la opinión pública el controvertid...

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Sería un premio a toda una labor. Juan Ferrando Badía podría añadir un cargo más a su extenso currículum político y académico, si prospera la idea del presidente de la Diputación de Valencia, Fernando Giner, de nombrar al catedrático de Derecho Político director de la Institució Alfons el Magnànim. La incógnita se resolverá el próximo jueves, cuando se reúna el consejo de administración de esta institución cultural y editorial.Mientras tanto, el anuncio de la candidatura del catedrático jubilado de la Universidad de Valencia ha vuelto a sacar a la palestra de la opinión pública el controvertido nombre de Ferrando Badía. Ya hace unos años que no concita adhesiones y rechazos. Y muchos más han pasado desde que el jurista nacido en Foyos en 1929 escribía editoriales y artículos en el extinto diario Madrid. Franco aún vivía, y el periódico vespertino buscaba cualquier resquicio para hacer oposición al régimen desde los estrechos márgenes marcados por la ley de prensa de Fraga. A decir de sus allegados entonces, Ferrando Badía era un liberal que no ponía en duda la unidad de la lengua catalana.

Pero como ha sucedido con otros actores, principales o secundarios, que han tenido algún papel en la historia reciente de Valencia, lo que antes no se había sustanciado como problema se convirtió en el origen de una contienda. Corrían ya los años de la transición. Para sorpresa de sus conocidos, Ferrando Badía se significó a la sazón como uno de los más furibundos anticatalanistas de la denominada Batalla de Valencia. Fue ideólogo y orador de las soliviantadas huestes del Grup d'Acció Valencianista (GAV), donde encontró a disciplinados receptores de sus arengas, para gusto de su afición por la retórica. Mientras su copiosa producción de obras jurídicas y políticas crecía y se le nombraba doctor honoris causa por las universidades de Lima, la Benito Juárez, de México, y la Nacional de La Plata, Ferrando Badía encontraba acomodo en la nueva formación de Unión Valenciana, sin menospreciar las llamadas del PP. Más tarde, ocuparía un cómodo sillón del Consell Valencià de Cultura. Desde allí postularía un especie de tercera vía lingüística que él mismo se encargaba de plasmar introduciendo pertinentes correcciones en las actas de las remuneradas sesiones. El intento de auparse a la presidencia del organismo, con el respaldo de un sector del PP, ya en el gobierno de la Generalitat, se encontró con la oposición del entonces consejero de Cultura, Fernando Villalonga. Ferrando Badía representaba la línea dura y Santiago Grisolía fue la opción elegida.

Tras salir del Consell Valencià de Cultura, se ha postulado para otros cargos de prestigio en la Administración valenciana regida por el PP. No ha tenido éxito. Pero su antiguo compañero de filas, el ex regionalista Fernando Giner, del PP, le brinda ahora la posibilidad de dirigir la Institució Alfons el Magnànim, lo que reforzaría los vínculos de la Diputación de Valencia con el secesionismo lingüístico y los sectores más conservadores.

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