Tribuna:

Vicente Cañada Blanch: un mecenas

La necesidad de abrir nuevos mercados y de introducir criterios empresariales en la gestión de los cítricos llevó a Vicente Cañada Blanch hasta Londres, apenas cumplidos los 20 años de edad, atraído por el reto que representaban las nuevas actividades comerciales.Superados los costes de acomodación y las dificultades iniciales, no cayó en el desánimo y supo detectar las perspectivas claras y de largo alcance que se abrían a su favor, para poner todo su entusiasmo en seguir adelante seguro de conseguir un futuro de prosperidad para sus negocios.

A menudo, el reconocimiento de su personal...

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La necesidad de abrir nuevos mercados y de introducir criterios empresariales en la gestión de los cítricos llevó a Vicente Cañada Blanch hasta Londres, apenas cumplidos los 20 años de edad, atraído por el reto que representaban las nuevas actividades comerciales.Superados los costes de acomodación y las dificultades iniciales, no cayó en el desánimo y supo detectar las perspectivas claras y de largo alcance que se abrían a su favor, para poner todo su entusiasmo en seguir adelante seguro de conseguir un futuro de prosperidad para sus negocios.

A menudo, el reconocimiento de su personalidad se ha reducido a su dimensión empresarial. Pero los que le conocíamos sabemos que Vicente era, ante todo, un hombre con un fuerte compromiso de servicio a la sociedad. Todo lo demás, su inteligencia comercial, su carácter emprendedor o su capacidad de trabajo, se debe añadir a una figura cuya complejidad tiene escasos paralelos en el rico panorama de prohombres valencianos de principios de siglo.

Guardo en la memoria el recuerdo de mis encuentros con él. Su espíritu abierto, su altura moral y su riqueza interior traslucían el convencimiento de que el desarrollo educativo y la mejora de las capacidades formativas de la juventud debía impregnarlo todo, para que pudieran enfrentarse sin déficits ni rémoras a los estimulantes desafíos de una sociedad cambiante llena de retos y nuevas oportunidades.

Su obra encarna de manera fiel ese compromiso. Tenazmente empeñado en el desarrollo educativo, creó un Colegio en Londres para atender las demandas de los emigrantes españoles y, posteriormente, en la década de los setenta, estableció su Fundación en Valencia, para que fuera un punto de encuentro y foro de reflexión que pusiera en común experiencias culturales diversas e impulsara el progreso social y cultural de los universitarios valencianos.

Esos mismos ideales han inspirado las distintas actividades programadas a lo largo de los casi treinta años de historia de la Fundación. Las convocatorias de becas y ayudas, las exposiciones, las aportaciones en el área de las ciencias y las humanidades o las publicaciones que se han editado, constituyen un importante patrimonio cultural que ha sabido fomentar los vínculos que unen al saber por encima de las fronteras.

Al evocar estos años de historia compartida hemos querido rememorar la figura de Vicente Cañada Blanch con motivo, más bien pretexto, del primer centenario de su nacimiento.

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Carlos Pascual de Miguel es presidente del Patronato de la Fundación Cañada Blanch.

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