LITERATURA

Manuel Vicent desacraliza en Valencia el oficio de escritor e ironiza sobre el sentido del éxito social

Manuel Vicent desacralizó ayer el oficio de escritor en la segunda sesión del ciclo Escritores en la Biblioteca, que se desarrolla en el monasterio rehabilitado de Sant Miquel dels Reis, sede de la Biblioteca Valenciana. Sostuvo el autor valenciano que los escritores están "demasiado premiados y agasajados", demasiado valorados por la gente, cuando se trata "de un trabajo como otro, como fabricar coches o sembrar trigo". "¿Por qué no se premia a un ebanista?", dijo poco antes de afirmar que se considera "bien premiado", cuando escribe algo que le permite mirarse al "espejo con decencia". "El é...

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Manuel Vicent desacralizó ayer el oficio de escritor en la segunda sesión del ciclo Escritores en la Biblioteca, que se desarrolla en el monasterio rehabilitado de Sant Miquel dels Reis, sede de la Biblioteca Valenciana. Sostuvo el autor valenciano que los escritores están "demasiado premiados y agasajados", demasiado valorados por la gente, cuando se trata "de un trabajo como otro, como fabricar coches o sembrar trigo". "¿Por qué no se premia a un ebanista?", dijo poco antes de afirmar que se considera "bien premiado", cuando escribe algo que le permite mirarse al "espejo con decencia". "El éxito real", añadió en tono irónico, consiste en que uno pueda encontrar mesa en un restaurante sin tener reserva, que le lleven las cuentas personalmente en un banco o, "la mayor gloria", que un mecánico arregle el coche estropeado en un festivo, "mientras uno se toma un refresco". El autor de Tranvía a la Malvarosa fue entrevistado por los críticos Miguel Català y Rafael Coloma en el formato característico de este ciclo literario. A preguntas de ellos, el escritor, que posee diversos y prestigiosos premios, recordó su infancia y primera adolescencia en su pueblo natal de la Vilavella y en Vila-real y aludió a los "pliegues de la memoria" de los que nutrió su libro Contraparaíso.

Tras repasar su estancia en Valencia como estudiante, su "huida" a Madrid y su conversión en escritor, "porque no sabía hacer nada más", Vicent subrayó que hay dos formas de llegar al conocimiento: la analítica y la descriptiva. Y a continuación mencionó su interés por "todo lo que sucede en la superficie de las cosas". "Cuando los cinco sentidos convergen en un punto se llega al sentido pletórico, al espíritu", apuntó Vicent. Un espíritu que en la infancia se encuentra disuelto en la naturaleza, agregó.

Pero para escribir, a veces la "musa más potente es el redactor jefe, que te marca necesariamente los tiempos de la escritura", indicó medio en broma el escritor valenciano.

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