Cartas al director

Querido teatro

Triste estoy cuando leo en las encuestas que una de cada cinco personas nunca ha leído un libro, que los jóvenes prueban el alcohol cada vez más prematuramente, que los niños pasan cerca de cien horas al mes delante del televisor y que la inmensa mayoría no va nunca al teatro.Éste es un dato muy revelador de la cultura de nuestro país, nada comparable a otros países, como Francia o el Reino Unido, donde ir al teatro es como un acto ceremonial.

Contento estoy con el Teatre Nacional de Catalunya, pero creo que la auténtica cultura es la del pueblo y la de esos pequeños teatros que, aunque...

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Triste estoy cuando leo en las encuestas que una de cada cinco personas nunca ha leído un libro, que los jóvenes prueban el alcohol cada vez más prematuramente, que los niños pasan cerca de cien horas al mes delante del televisor y que la inmensa mayoría no va nunca al teatro.Éste es un dato muy revelador de la cultura de nuestro país, nada comparable a otros países, como Francia o el Reino Unido, donde ir al teatro es como un acto ceremonial.

Contento estoy con el Teatre Nacional de Catalunya, pero creo que la auténtica cultura es la del pueblo y la de esos pequeños teatros que, aunque con pocos medios económicos, luchan por subsistir haciendo lo único y lo que mejor saben hacer, es decir, auténtico teatro. Salas como el Nou Tantarantana, Versus Teatre, Teatre Malic, Café Teatre Llantiol, etcétera. Son esos teatros underground que vale la pena visitar para saber uno en qué mundo vive.

El otro día fui por casualidad al Café Teatro Llantiol a ver la obra Torrijas de cerdo, de la Compañía Ache, y realmente me sorprendió que a esta pequeña gran obra no se le dé más publicidad, siendo como es tan valiente, arriesgada y provocadora.

Demos un pequeño empujón entre todos a esa gente que ama el teatro.- Juan Diego Muñoz Navarro, Barcelona.

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