EL PERSONAJE El serbio flemático El gol número 20 de Savo Milosevic da al Zaragoza opciones al título

Milosevic llegó a Zaragoza desde el fútbol inglés, y bien se nota en un aspecto: no se derrumba en el área, para que se caiga en ella lo tienen que tirotear. Y eso, en tiempos de tanto piscinazo y delanteros de cristal, también es de valorar. El fútbol es un juego de pícaros, pero no de profesionales del engaño. Los nervios y la desesperación, ya se sabe, no son los mejores acompañantes cuando se trata de decidir en un segundo. Pero Milosevic, desesperado ante su sequía goleadora, volvió a marcar el domingo casi en el último segundo. Y abrió ventanas y ensanchó futuros para el Zaragoza.Savo Mi...

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Milosevic llegó a Zaragoza desde el fútbol inglés, y bien se nota en un aspecto: no se derrumba en el área, para que se caiga en ella lo tienen que tirotear. Y eso, en tiempos de tanto piscinazo y delanteros de cristal, también es de valorar. El fútbol es un juego de pícaros, pero no de profesionales del engaño. Los nervios y la desesperación, ya se sabe, no son los mejores acompañantes cuando se trata de decidir en un segundo. Pero Milosevic, desesperado ante su sequía goleadora, volvió a marcar el domingo casi en el último segundo. Y abrió ventanas y ensanchó futuros para el Zaragoza.Savo Milosevic nació en Bosnia (1973), pero ejerce de serbio y juega con la selección yugoslava. A primera vista es un tipo grandullón (1,87 metros) que parecería el delantero-tanque al uso, pero desequilibra en el uno contra uno, tiene gran visión de juego, sirve igual para jugar al ataque que al contraataque y es capaz de concluir delante de la portería la misma jugada que él había empezado 60 metros atrás. Tiene el egoísmo propio de los goleadores, pero también el criterio preciso para tirar una pared o hacer una dejada cada vez que estas opciones parecen las más sensatas. Durante la primera vuelta de la Liga demostró su capacidad rematadora domingo a domingo. En esta segunda, desquiciado su instinto goleador, entró en combustión su faceta asistencial.

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Llegó del Aston Villa. Marcó 17 goles la temporada pasada. En lo que va de campeonato ha multiplicado su presencia en cada partido, y además sin verse obligado a hacer grandes artificios. Porque ahí radica otra de sus virtudes: no suele acudir a ningún jugueteo de narcisismo. Tiene testosterona pero su ego no es, afortundamente para el equipo, demasiado pronunciado. Hay escuadras donde el crack se agranda en la misma medida que el equipo se empequeñece. Con Milosevic ha sucedido lo contrario, y no hay mas que ver el efecto arrastre que su presencia ha tenido sobre el juego de Juanele o sobre los movimientos en banda de Garitano, Vellisca o Marcos Vales. Claro que, llegado al final de la Liga, la labor de estos jugadores -y de algunos otros como Acuña- ha ganado tantos enteros que viene supliendo el antaño estajanovismo goleador de Savo.

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