Gresca en Roma por un gol anulado Incidentes entre hinchas del Lazio y la policía por el favor arbitral del domingo al Juventus

Bajo el signo de la violencia se comienza a escribir el ultimo y envenenado capítulo del campeonato italiano.En la tarde de ayer la frustración de aficionados del Lazio tomó como rehén la ciudad de Roma, cuando los más fanáticos habían anunciado la manifestación de protesta frente a la sede de la Federación Italiana de Fútbol.

Nubarrones de mal presagio anunciaron los conocedores cuando el árbitro De Santis, en el último minuto del partido Juventus-Parma imaginó una falta inexistente para no convalidar el gol del Parma que empataba el partido y emparejaba en puntos la lucha por el lider...

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Bajo el signo de la violencia se comienza a escribir el ultimo y envenenado capítulo del campeonato italiano.En la tarde de ayer la frustración de aficionados del Lazio tomó como rehén la ciudad de Roma, cuando los más fanáticos habían anunciado la manifestación de protesta frente a la sede de la Federación Italiana de Fútbol.

Nubarrones de mal presagio anunciaron los conocedores cuando el árbitro De Santis, en el último minuto del partido Juventus-Parma imaginó una falta inexistente para no convalidar el gol del Parma que empataba el partido y emparejaba en puntos la lucha por el liderato del campeonato entre Juventus y Lazio.

La via Allegri, sede de la federación, contenía ayer 100 enfurecidos fanáticos, que con el acto inicialmente pacífico de una sentada intentaban disimular de mala forma la bronca y la impotencia que les provocaba lo que para ellos fue un despojo descarado.

Dos heridos, decenas de automóviles semidestruidos, un caos de guerra civil fue el corolario de la manifestación tan temida. Bastó sólo la provocación del lanzamiento casi ingenuo de unos huevos y naranjas para que la chispa de la violencia corriera desde las fuerzas del orden a los manifestantes, y viceversa.

Después, la batalla abierta, los gases lacrimógenos, las piedras, la corrida por las calles, seminando la destrucción a diestra y siniestra, obligando a aterrorizados comerciantes a bajar persianas para evitar males mayores. La marcha furiosa decidió otro objetivo, la casa de la asociación de árbitros. Como es obvio las maneras no cambiaron, sólo mudaron calle. Más tarde aún, la voz del Presidente Sergio Cragnotti lamentando la línea dura elegida por la policía para dispersar a los manifestantes y anunciando sus temores para el partido del domingo.

Al final, el anuncio de que no se terminaba aquí la locura, de que esta tarde feroz será sólo el comienzo, de que el sábado impedirán el inicio del Giro de Italia.

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