Entrevista:RUBÉN JUÁREZBANDONEONISTA Y CANTOR

"El tango no es una musiquilla de hoy para mañana"

El tango disfruta de una segunda juventud gracias a la labor decidida de artistas que comprenden su esencia y defienden su tradición. Ya no es suficiente programar espectáculos deslumbrantes para entretener al turista curioso; ahora se pide autenticidad y pasión, dos requisitos que Rubén Juárez, de 52 años, cumple de sobra gracias a su conocimiento cabal de los orígenes del tango y a la fe infinita que deposita en su futuro. En el denso currículo del bandoneonista y cantor argentino, una rara dualidad en la escena del tango, figuran 18 discos grabados a su nombre (dos de ellos de platino y cin...

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El tango disfruta de una segunda juventud gracias a la labor decidida de artistas que comprenden su esencia y defienden su tradición. Ya no es suficiente programar espectáculos deslumbrantes para entretener al turista curioso; ahora se pide autenticidad y pasión, dos requisitos que Rubén Juárez, de 52 años, cumple de sobra gracias a su conocimiento cabal de los orígenes del tango y a la fe infinita que deposita en su futuro. En el denso currículo del bandoneonista y cantor argentino, una rara dualidad en la escena del tango, figuran 18 discos grabados a su nombre (dos de ellos de platino y cinco de oro), en estricta onda tanguera, y colaboraciones con Joan Manuel Serrat. En esta ocasión llega a Madrid acompañado por el piano erudito de Horacio Icasto, para interpretar durante cuatro días algunos temas favoritos de sus ídolos, Carlos Gardel, Aníbal Troilo y Astor Piazzolla, entre otros.Pregunta. ¿Cuándo empezó a interesarse en el tango?

Respuesta. Comencé a estudiar a los siete años. Mi mamá cuenta que siempre andaba haciendo fuelles de papel y tarareando canciones. Me llevó a un profesor particular que me dio a escoger entre el acordeón y el bandoneón. En cuanto lo escuché, no tuve duda. Todavía pienso que es el alma del tango.

P. ¿Cómo se encontraron el bandoneón y el tango?

R. Hay varias versiones, pero la más probable cuenta que un marinero alemán llegó al puerto de Buenos Aires con lo que se supone era el instrumento original. Parece que le gustaban las chicas y enseguida se quedó sin plata, de modo que tuvo que pagar en especies. La mujer llevó el bandoneón a un amigo bailarín y éste a un músico. Después se le quitó de aquí y se le añadió por allá hasta adaptarlo a las necesidades. Se puede decir que el diseño final fue argentino.

P. ¿A quién reconoce como maestros?

R. Como cantor, a Gardel, por su brillantez y lo bien que supo llevar su carrera. Como bandoneonista, mi verdadero padrino artístico fue Aníbal Troilo. El hecho de estar junto a mi ídolo me hizo crecer muy deprisa. El tango no es una musiquilla de las de hoy para mañana, así que estar bien acompañado te evita muchas equivocaciones.

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P. ¿Está de acuerdo en que hay un resurgimiento del tango en el mundo?

R. Por supuesto. A veces el espectáculo pone el énfasis en los bailarines y otras en los cantores o instrumentistas, pero todo es tango. Yo estoy preparado para los dos últimos. Espero que nadie quiera también verme bailar.

P. ¿Cómo funciona el dúo con Horacio Icasto?

R. A la perfección. Soy bastante gitano tocando el bandoneón y de repente puedo hacer un vuelo jazzístico. Tengo un poco de Troilo y un poco de Piazzolla. En eso soy algo loco.

Rubén Juárez. La Fídula. Huertas, 57. Suplemento por actuación: 1.000 pesetas. Días 11, 12, 13 y 14. Pases a las 23.30 y a la 1.00.

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