Dos pases de gol para enmarcar Desde la mediapunta, Raúl llenó de agujeros la defensa del Bayern

Dado que se repiten con suma facilidad, ya parece vulgar decir que el de ayer fue el partido de Raúl. Sin embargo, la participación del 7 madridista fue distinta a las que le encumbraron a lomos de goles imposibles. Ayer fue el día del Raúl pasador, una faceta conocida que se msotró en todo su esplendor. Raúl se tiró atras, se ubicó unos metros por delante de Redondo, y ahí armó el lío. Ni en una pizarra hubiera dibujado con tanta precisión el catálogo de pases que se sacó de la manga, cuatro de los cuales dejaron a sus compañeros ante el portero. Del primer balón que entró en contacto con su ...

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Dado que se repiten con suma facilidad, ya parece vulgar decir que el de ayer fue el partido de Raúl. Sin embargo, la participación del 7 madridista fue distinta a las que le encumbraron a lomos de goles imposibles. Ayer fue el día del Raúl pasador, una faceta conocida que se msotró en todo su esplendor. Raúl se tiró atras, se ubicó unos metros por delante de Redondo, y ahí armó el lío. Ni en una pizarra hubiera dibujado con tanta precisión el catálogo de pases que se sacó de la manga, cuatro de los cuales dejaron a sus compañeros ante el portero. Del primer balón que entró en contacto con su bota izquierda nació el primer gol. Anelka podrá quejarse de muchas cosas, pero no del empeño de Raúl en que triunfe, en que haga su jugada favorita, ésa en la que corre al espacio abierto y aprovecha su velocidad. Le regaló un pase largo, medido, que el francés mandó a la red. Pero no fue el Anelka el único destinatario de los regalos de Raúl. Para todos hubo. En el segundo gol, como si fuera el más difícil todavía, el pase al hueco de Raúl dibujó un túnel bajo las piernas de Fink y llegó a Salgado, en la acción que provocó el autogol de Jeremies. Luego dejó solos a Morientes, cuyo tiro despejó Khan, y a McManaman, que no definió bien. Raúl sólo ejecutó un disparo a puerta (m.82), pero fue el mejor del partido. Ya que por entonces ninguno de los jugadores blancos amenazaba a Kahn, Raúl se dejó de pases y probó suerte. Su vaselina, prodigiosa, la sacó el portero con enormes apuros. - Jeremies. Que no era Matthäus ya se sabía. Pero ayer, incrustado tras los dos centrales, vivió una pesadilla. Contagió sus dudas a todos sus compañeros y no ejecutó ni una sola acción digna de elogio. Vio venir a Anelka, a Morientes y a Raúl y no fue capaz de cerrar un hueco, de frenar un pase. Y cuando parecía que podía conseguirlo, al adelantarse a Salgado en la jugada del segundo gol, acabó llevando la pelota a su propia red. Recuperó diez balones fáciles y perdió cinco. No encontró terreno para sus correrías, más que nada porque apenas salió de la cueva. Lo hizo una vez, y acabó llegando al área rival en una jugada que acabó en córner -minuto 69-. Lo de achicar no fue con él y se convirtió en un chollo para el Madrid. Por no hacer no hizo ni faltas.

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- Helguera. Presto en el uno contra uno, rápido, enorme por alto, sin un solo pelotazo que anotar en su debe. Cubrió las espaldas de Iván Campo y Karanka y cuando vio a Redondo tapado se encargó de sacar la pelota jugada. Remató una vez a puerta, de cabeza, alto; recuperó siete balones y perdió tres. Cometió una falta y en la primera parte, en dos acciones consecutivas, se agigantó al birlarle un cabezazo a Elber y al rebañarle la pelota al mismo jugador cuando, al borde del área, intentó regatearle y quedarse solo ante Casillas.

- Scholl. Es un jugador cuyos argumentos ofensivos cuesta neutralizar. Pero ayer Hitzfeld, técnico del Bayern, decidió que Scholl estaba en el Bernabéu para destruir. No olvidará el suplicio que vivió en la primera parte. Se suponía que le tocaba cubrir a Redondo y apoyar a los dos delanteros. No hizo ni lo uno ni lo otro. En el rato que se olvidó de Redondo, se atrevió a disparar, en una falta directa y en un tiro a media altura. Casillas evitó males mayores. Dejó además un mal gesto, aquella entrada desproporcionada sobre Redondo, que le traía loco, y que le costó una tarjeta amarilla.

- Elber y Paulo Sergio. Suyos han sido nueve de los 21 goles del Bayern en la competición y, escondido Scholl en la persecución de Redondo, ellos se quedaron en exclusiva con el discurdo atacante del Bayern. Elber remató en tres ocasiones. Tiró abajo para que Casillas realizara su primera parada de mérito al cumplirse el primer cuarto de hora. Luego cabeceó, una vez al cuerpo del portero y otra alto. Su acción más meritoria fue un pase de tijera que habilitó a Lizarazu por la banda. Paulo Sergio disparó en una ocasión, con parada de Casillas, y sufrió la falta que le valió la amonestación a Karanka, que se perderá la vuelta.

- Casillas y Khan. Seis intervenciones de mérito de Casillas y cuatro de Kahn. El madridista detuvo dos lanzamientos de Elber, dos de Scholl, uno de Paulo Sergio y uno de Lizarazu; el alemán sacó los de Morientes, Anelka, Savio y Raúl. Pese a intervenir menos, Kahn se vio más asediado que su colega. No tuvo culpa de los goles, pues en el primero, el zapatazo de Anelka le dejó sin tiempo para reaccionar, y en el segundo encontró al peor rival en su compañero Jeremies.

- McManaman. A los dos minutos había entrado en contacto con el balón en seis ocasiones. Abandonó el costado y se asoció con Redondo, una decisión que reportó buenas noticias al Madrid. Fue por libre y pareció estar en todos los sitios. Su aparición más espectacular se produjo mediada la primera mitad, cuando se recorrió la frontal del área de un vértice a otro con la pelota controlada y abrió a Raúl, cuyo centro lo remató a la red Morientes, que estaba en fuera de juego. También recibió un envío limpio, el enésimo que se inventaba Raúl, que lo dejó solo, aunque escorado ante Kahn. Pero el gol, ya se sabe, no es lo suyo.

- Anelka. Volvió a encontrar en Raúl a su mejor aliado y a los cuatro minutos ya tenía al Bernabéu a sus pies, tras lograr el primer gol. Ayer participó más en el juego que nunca, como demuestra que perdiera hasta 16 balones. Sólo recuperó uno, pero en una ocasión se le vio defendiendo en la línea de fondo una internada de Salihamidzic por la banda derecha. Recibió tres faltas, cometió una e incluso llegó a encararse con un rival, en un partido en el que a ratos, sólo a ratos, pareció sentirse feliz.

Karanka y Salgado se perderán la vuelta

Karanka y Michel Salgado se perderán el partido de vuelta en Múnich por sanción. La ausencia de los dos defensas, amonestados ayer con sendas tarjetas amarillas, provocará un pequeño quebradero de cabeza en el cuerpo técnico del Madrid, que con la zaga que ayer saltó al campo parece haber encontrado un antídoto contra la avalancha de goles que venía recibiendo el equipo en Europa. Unas goleadas que llegaron sobre todo de las botas del Bayern, que en la segunda ronda, disputada hace dos meses, le marcó al Madrid ocho goles en dos partidos. La fórmula que Del Bosque puso en práctica, con cinco defensas, brilló en Old Trafford y en el Bernabéu contra el Manchester. Ayer también la utilizó para defenderse del Bayern. Y ahí salieron a escena Salgado y Roberto Carlos oficiando de laterales largos, Campo y Karanka de marcadores centrales sin más función administrativa que fijar rivales y pegar duro, y Helguera, la estrella del dispositivo, limpiando a base de juego aéreo y anticipación los fondos de la última línea, o sacando el balón jugado.Para el partido de vuelta, cuando el estadio Olímpico de Múnich ruja pidiendo a su equipo venganza por la derrota de ayer, Del Bosque deberá pensar en otra línea defensiva. Seguramente, por falta de más opciones, opte por Geremi para sustituir a Salgado, y por brasileño Julio César para ocupar la demarcación de central por la izquierda, que ayer ocupó Karanka.

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