El dúo Gomaespuma inaugura la escuela que ha puesto en marcha en un suburbio de Calcuta

Desde la terraza de un pequeño edificio adosado a las vías del tren de Calcuta, la SER tenía intención de emitir esta semana en directo el informativo de M-80 Gomaespuma, que dirigen Guillermo Fesser y Juan Luis Cano, como una aportación al proyecto solidario que los dos periodistas han puesto en marcha en un suburbio de la metrópoli india. Sin embargo, la emisión, que debía haber comenzado hoy, ha tenido que ser aplazada después de que la compañía aérea extraviara todo el equipaje, incluido el material técnico necesario para emitir tres horas de radio en directo.

Después de un periplo ...

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Desde la terraza de un pequeño edificio adosado a las vías del tren de Calcuta, la SER tenía intención de emitir esta semana en directo el informativo de M-80 Gomaespuma, que dirigen Guillermo Fesser y Juan Luis Cano, como una aportación al proyecto solidario que los dos periodistas han puesto en marcha en un suburbio de la metrópoli india. Sin embargo, la emisión, que debía haber comenzado hoy, ha tenido que ser aplazada después de que la compañía aérea extraviara todo el equipaje, incluido el material técnico necesario para emitir tres horas de radio en directo.

Después de un periplo por aeropuertos de medio mundo, ayer fue encontrado parte del material. Las piezas recuperadas no son suficientes para garantizar las emisiones, que sólo se podrán realizar si en Calcuta están disponibles los elementos que permitan un sonido aceptable.Estos infortunios no han impedido que Guillermo Fesser y Juan Luis Cano hayan llevado su compromiso solidario hasta el depauperado barrio de Govadipur, en los suburbios de la populosa metrópoli, con la inauguración de la Escuela Gomaespuma, un proyecto ideado en colaboración con la Fundación Sabera, creada por el músico Nacho Cano. Esta organización proporciona educación básica a niños de familias azotadas por la miseria, y su infraestructura ha servido para poner en pie el centro educativo financiado por los dos periodistas.

Fesser explica que esta iniciativa es sólo una forma de devolver a la sociedad algo de lo mucho que Gomaespuma recibe de ella. "Por tener un programa que funciona, obtenemos satisfacciones profesionales, personales y económicas. Nos parece justo devolver a la sociedad algunas de estas satisfacciones". No se trata de una cuestión monetaria, sino de implicación personal. Cano apunta hacia la "solidaridad real" y deja claro que mientras la caridad tiene sólo un efecto instantáneo, "la solidaridad ofrece una proyección de futuro".

Ayer, Día Internacional del Trabajo, Gomaespuma acercaba sus micrófonos a la gran manifestación encabezada por las autoridades gubernamentales de Calcuta. Más allá del recorrido oficial permanecían otros trabajadores que no entienden de derechos laborales. Son gente que intenta sobrevivir planchando en la calle o atizando las piras mortuorias.

Los especiales de la SER intentarán reflejar la realidad social, económica y cultural de Calcuta. O lo que es lo mismo, transmitir los sonidos de la miseria. Gomaespuma planteará también un recorrido cultural por la India. A lo largo de la semana están previstas entrevistas con la actriz y cineasta Aparna Shen, uno de los rostros más populares de Bengala y una mujer socialmente comprometida. Asimismo, participará la escritora Mahasweta Devi, uno de los estandartes, junto a Arundhaty Roy, de la literatura india contemporánea.

Una isla en medio del horror

Lleva tres meses funcionando, pero fue ayer cuando Guillermo Fesser y Juan Luis Cano visitaron por primera vez la Escuela Gomaespuma, un pequeño centro educativo que acoge a niños entre cuatro y 14 años, enclavado en las faldas de una de las líneas ferroviarias de cercanías de Calcuta. Rodeados de chabolas, este edificio sobresale por su pulcritud. Junto a la verja se arremolinan docenas de niños. Superada la emoción, Cano explica su primera impresión: "Cuando ves los sitios en donde puede vivir el ser humano, te quedas perplejo. Dentro de ese horror, la escuela es como una isla desde la que se ve todo un poco más positivo". "Es una gran satisfacción comprobar que aún se pueden hacer cosas. Una aportación económica, que no representa nada en Occidente, aquí supone darle la llave a un ser humano para que abra el camino de su propia vida en lugar de conformarse con el destino", comenta Fesser.

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