La noche de las 'pastillas'

La plaza de Cabestreros es uno de los puntos de reunión tanto de los inmigrantes como de delincuentes de Lavapiés. Por la mañana está tranquila; por la tarde, la actividad se dispara. Decenas de extranjeros se reúnen para fumar droga e inhalar pegamento, consumo casi exclusivo de los más jóvenes. Sus hermanos mayores toman drogas más duras, sobre todo cocaína y pastillas de éxtasis, según fuentes policiales.Una quincena de inmigrantes estaban reunidos ayer en la plaza. Los asaltadores más madrugadores se juntan ahí hacia la una de la tarde. Se sientan en los bancos de la plaza en pequeños grup...

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La plaza de Cabestreros es uno de los puntos de reunión tanto de los inmigrantes como de delincuentes de Lavapiés. Por la mañana está tranquila; por la tarde, la actividad se dispara. Decenas de extranjeros se reúnen para fumar droga e inhalar pegamento, consumo casi exclusivo de los más jóvenes. Sus hermanos mayores toman drogas más duras, sobre todo cocaína y pastillas de éxtasis, según fuentes policiales.Una quincena de inmigrantes estaban reunidos ayer en la plaza. Los asaltadores más madrugadores se juntan ahí hacia la una de la tarde. Se sientan en los bancos de la plaza en pequeños grupos y se lían unos porros mañaneros.

Un magrebí quemaba una china -un trozo- de hachís en la plaza a mediodía de ayer. Se lió un porro y comenzó a fumar. De su boca salía un humo denso. Le hizo un gesto a un amigo para pasarle el porro. El compañero lo cogió con naturalidad y le dio una calada. Hablaban poco entre ellos. Tenían el pelo mojado, como si acabaran de llegar a la plaza después de ducharse. Vestían con zapatillas de deportes de marca conocida y muy cara, con pantalones vaqueros y chaqueta de chándal. Cuando acabaron de fumarse el porro, se levantaron y comenzaron a caminar. "Mira, estos dos ya van a trabajar, a robar, que es lo único que hacen, y lo digo porque yo les conozco", explicó ayer un vecino de la zona que se negó a facilitar su identidad.

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Un inmigrante que se dedica al menudeo de droga en la plaza explicó que la noche del sábado fue la noche de las pastillas. "Llegaron unos nuevos que vienen de Barcelona y se dedican al tráfico de pastillas; comenzaron a vender a todos los inmigrantes", explicó un vecino. "Estaban como locos, desatados, se pusieron como motos, incluso algunos llegaron a pegarse entre ellos", añadió.

El presidente del Movimiento contra la Intolerancia, Esteban Ibarra, afirma: "Lavapiés es un polvorín, los vecinos se están cansando de los asaltos y ya se rumorea que se van a agrupar para organizar patrullas vecinales para enfrentarse a los inmigrantes que delinquen". "Saben quiénes son y sólo falta que se produzca una muerte", concluyó, para agravar la situación.

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