Tribuna:

El ideario como bandera

Cuando un equipo es fiel a su estilo, como ayer lo fue el Barcelona en el Calderón, es capaz de sobreponerse a cualquier adversidad, incluso a la ausencia de delanteros del calado de Figo, Kluivert y Rivaldo, que entre los tres suman más del cincuenta por ciento de los goles del colectivo azulgrana en el campeonato. El Barça ha penado largo tiempo por su confusionismo táctico y por el empeño del entrenador en mantener su principio de autoridad por encima del orden natural del juego.Enredado en un dibujo muy cobarde a tenor de la naturaleza ofensiva del grupo, donde los laterales ni defendían n...

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Cuando un equipo es fiel a su estilo, como ayer lo fue el Barcelona en el Calderón, es capaz de sobreponerse a cualquier adversidad, incluso a la ausencia de delanteros del calado de Figo, Kluivert y Rivaldo, que entre los tres suman más del cincuenta por ciento de los goles del colectivo azulgrana en el campeonato. El Barça ha penado largo tiempo por su confusionismo táctico y por el empeño del entrenador en mantener su principio de autoridad por encima del orden natural del juego.Enredado en un dibujo muy cobarde a tenor de la naturaleza ofensiva del grupo, donde los laterales ni defendían ni atacaban (2-3-2-3), ha ido bailando al son de los goles de Rivaldo, convertido en el mejor futbolista del mundo pese a militar en un club en el que el sentido de equipo prima por encima del futbolista.

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A la que Van Gaal ha tirado la libreta del Barça y ha recuperado la biblia del Ajax, el Barcelona es justamente lo que se esperaba de él cuando se fichó al entrenador holandés, un equipo vulnerable si se quiere, pero reconocible incluso en ausencia de sus figuras. Estuvo ayer muy puesto en el campo, con los tres defensas, los cuatro medios y, sobre todo, los dos extremos bien abiertos, de manera que cada jugador respondió a las exigencias del choque y a las necesidades del equipo.

En estas situaciones se advierte la calidad de los futbolistas. Simao nunca será Figo, ni Zenden, Rivaldo, y es posible que pierda uno y hasta dos partidos frente a rivales de mayor envergadura que el Atlético, pero actuando como ayer, el equipo mantendrá siempre su dignidad futbolística. Por encima del resultado, el Barcelona se mostró como un equipo hecho y derecho. Nada mejor que un triunfo como el de ancohe para responder a las preguntas maliciosas que aguantó Van Gaal cuando se le demandó si no estaba tirando la Liga al prescindir de Rivaldo y Kluivert para el encuentro del Manzanares.

A falta de jugadores que marcaran la diferencia, Sergi ejerció de Rivaldo en el primer gol, Dani actuó de Kluivert en el segundo y Lítmanen fue Lítmanen en el tercero, en un partido que evocó al disputado en el Camp Nou frente al Numancia, cuando el Barcelona despachó al equipo de Soria con un 4-0 pese a la ausencia, también, de sus delanteros titulares. No fue la de ayer una contienda para el recuerdo, pero el Barcelona no perdió ninguna de sus señas de identidad: tuvo el balón, abrió la cancha y jugó con una comodidad insospechada antes del inicio del partido. Al mando de Guardiola, los azulgrana fueron a por el Atlético y le tiraron con facilidad. Lejos de agravar sus problemas defensivos, alinear a tres zagueros ha servido para reencontrarse con Frank de Boer, darle consistencia y rigor a la línea de medios y fluidez al ataque. Puede que el dibujo sea vulnerable, pero con tal dispositivo, el Barcelona difícilmente habría perdido 11 encuentros en la Liga, que son los que ahora tiene en su debe. Justo cuando el campeonato toca a su fin, el Barça parece en el buen camino, trazado desde la noche del Chelsea.

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