El Panathinaikos marca la pauta, pero el Maccabi y el Efes son temibles

Es el equipo que tiene mayor presupuesto, con mucho, y jugará como si estuviera en casa. En Salónica se le odia, pero está muy cerca de Atenas. El Panathinaikos es el equipo que marca la pauta de esta final a cuatro. Cuenta con el que está considerado mejor jugador de Europa -emigrados a la NBA aparte-, como es el ex madridista Bodiroga, además de con el pívot más codiciado, Rebraca, y junto a ellos una batería de jugadores de lo más interesantes como el alero americano nacionalizado español y también ex madridista, Rogers; el base italiano Gentile, el escolta israelí Katash, el alero alemán...

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Es el equipo que tiene mayor presupuesto, con mucho, y jugará como si estuviera en casa. En Salónica se le odia, pero está muy cerca de Atenas. El Panathinaikos es el equipo que marca la pauta de esta final a cuatro. Cuenta con el que está considerado mejor jugador de Europa -emigrados a la NBA aparte-, como es el ex madridista Bodiroga, además de con el pívot más codiciado, Rebraca, y junto a ellos una batería de jugadores de lo más interesantes como el alero americano nacionalizado español y también ex madridista, Rogers; el base italiano Gentile, el escolta israelí Katash, el alero alemán Koch, el ala pívot griego Alvertis... Talentos reunidos a base de talonario y dirigidos por un técnico, Zeljko Obradovic, que se hace respetar por su enérgico carácter y por su historial: tres títulos en la Euroliga con tres equipos diferentes y campeón del mundo y de Europa como seleccionador yugoslavo.El Panathinaikos se verá las caras con el Efes, el primer equipo turco que se clasifica para una final a cuatro. Es el equipo teóricamente más débil, pero ya se sabe que en esta competición las sorpresas están a la orden del día, y más cuando se posee un juego interior con jugadores de la importancia del yugoslavo Drobnjak y del internacional turco Besok, además de jugadores turcos que han demostrado una interesante progresión como Turkoglu, candidato a estar este año en la primera ronda del draft de la NBA, o de Kutluay que, junto al croata Mulaomerovic, lleva el peso anotador del equipo.

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El Maccabi de Tel Aviv, contra el que el Barça se jugará el pase a la final, es un clásico de la competición, que ya ganó en 1977 y en 1981. Lo sorprendente es que como equipo ha crecido gracias a dos jugadores americanos que no brillaron gran cosa en sus anteriores equipos, el base McDonald, procedente del Olimpia, y el pívot Huffman, que la pasada temporada firmó estadísticas discretas en el Fuenlabrada. Huffman se ha convertido este año en el máximo anotador del equipo con una media de 17,5 puntos por partido, y en el gran artífice de la eliminación en cuartos de final del Paf Bolonia, con 19 aciertos en otros tantos intentos desde la línea de tiros libres y un total de 29 puntos, además de su habitual labor reboteadora. Junto a ellos, otro americano, Comegys, el experimentado pívot Henefeld y un aceptable alero anotador como Sheffer. Un buen equipo, que se ha superado a base de defender bien y que será un rival temible para el Barça.

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