Entrevista:Esteban González Pons

"En el PSOE hay mucha derecha y en el PP hay gran parte de la izquierda"

Portavoz del Grupo Popular en el Senado y responsable de Política Autonómica del PP

Pregunta. Es importante que a uno lo designen para un cargo, ¿pero lo es más que lo confirmen la legislatura siguiente?Respuesta. Hay confirmaciones, después de mucho tiempo, que suenan a saturación, y hay confirmaciones, después de poco tiempo, que suenan a reafirmación. En mi caso, fui elegido portavoz para un último año con la intención de liquidar una legislatura que había sido importante. Que me hayan vuelto a proponer, para mí es una reafirmación.

P. ¿Lo suyo entra en el paquete del poder valenciano o es de otra cuota?

R. Todos los representantes del PP de la Comunidad Vale...

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Pregunta. Es importante que a uno lo designen para un cargo, ¿pero lo es más que lo confirmen la legislatura siguiente?Respuesta. Hay confirmaciones, después de mucho tiempo, que suenan a saturación, y hay confirmaciones, después de poco tiempo, que suenan a reafirmación. En mi caso, fui elegido portavoz para un último año con la intención de liquidar una legislatura que había sido importante. Que me hayan vuelto a proponer, para mí es una reafirmación.

P. ¿Lo suyo entra en el paquete del poder valenciano o es de otra cuota?

R. Todos los representantes del PP de la Comunidad Valenciana en Madrid actuamos con una misma programación y representamos al unísono el poder valenciano.

P. ¿Existe el poder valenciano o se trata de otra especulación introspectiva?

R. El poder valenciano es una marca, una denominación que permite describir una situación, que consiste en encontrarse en Madrid trabajando en sintonía y de una manera coordinada para cumplir objetivos que se fijan desde Valencia. Muchas veces ha habido valencianos en altos cargos del Gobierno, pero cumplían objetivos fijados por el Gobierno. Lo característico de este momento es que los altos caros del PP en Madrid, desde luego cumplen con las directrices del Gobierno central al que sirven, pero también siguen objetivos y estrategias trazadas desde Valencia.

P. ¿Qué impide la reforma del Senado?

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R. La reforma del Senado es muy difícil. En la Constitución, las autonomías se regulan de una manera flexible y el Senado de una manera inflexible. Son dos partes de una misma pieza, que es el Estado autonómico, que debía contener comunidades autónomas y una Cámara de representación territorial. Sin embargo, las comunidades autónomas se regulan de una manera que se podrá desarrollar a lo largo del tiempo, y el Senado se regula de una manera muy cerrada. En este tiempo las comunidades autónomas se han hecho adultas y toman sus decisiones propias, mientras que el Senado sigue siendo un ente reducido a 1978.

P. Hay un desfase.

R. Que ha provocado que las necesidades básicas, ante la falta de preparación del Senado para las exigencias planteadas por las comunidades a una Cámara de representación territorial, hayan sido asumidas por otros órganos constitucionales. La intermediación de las relaciones entre las comunidades y el Gobierno ha sido asumida por el Gobierno. Y la resolución de conflictos de competencias entre comunidades la ha asumido por el Tribunal Constitucional. Todos somos conscientes de la necesidad de una Cámara territorial pero no hay patrón al cual remitirnos eludiendo estas dos funciones.

P. Esta legislatura, ¿tampoco es la de la reforma del Senado?

R. Esta legislatura es la de la reforma del Senado. Estoy convencido. Hay mucho que discutir, pero hay cuatro años por delante.

P. ¿Qué Senado quiere el PP?

R. Lo primero, que sea un modelo consensuado, como también lo es el actual. Dicho esto, el PP quiere un Senado que sea un órgano de consenso del Estado autonómico y que cubra, en segundo lugar, aquellos aspectos parlamentarios que el Congreso de los Diputados no alcanza a cubrir. Queremos que el Congreso sea la Cámara de la democracia de oposición y que el Senado sea la Cámara de la democracia de consenso. El Congreso tiene una esclavitud en la actualidad política, y eso le impide ocuparse de otras políticas que podrían encontrar en el Senado la Cámara idónea.

P. Lo acusan de querer una Cámara más social que territorial.

R. Es una acusación obligada, porque están ensayando fórmulas de oposición para los próximos años. Creo que no es malo que la Cámara tenga un aspecto social, y me sorprende que a los socialistas les llame la atención esto. Tenemos esa sensibilidad y creemos que el Senado tiene que estar cerca de la gente, pero no para que la gente venga a ver como trabajamos, sino para que vayamos a la calle a ver cómo viven las personas.

P. Desde el PP se ha dicho que la derecha ya no existe, aunque, vistos los resultados, lo que no existe es la izquierda.

P. La derecha y la izquierda existirán siempre, lo que pasa es que no están donde solían. Han cambiado los tiempos y los supuestos políticos. No es que las respuestas políticas hayan cambiado: han cambiado las preguntas. Las respuestas de siempre suenan a alacena de la abuela. Ya no vale hablar de capitalismo y de proletariado, ni de naciones y de estados. Nos encontramos con naciones sin Estado y Estados sin nación. Con capitales que se destruyen sin haber existido, como los 18.000 millones de dólares de la caída de las acciones de Microsoft, que sólo eran una especulación en bolsa y destruyó cientos de miles de puestos de trabajo que sí exisitían.

Ya no se puede hablar de clase trabajadora cuando el trabajador no vende su fuerza de trabajo sino su conocimiento o su inteligencia. Cuando la empresa más importante del planeta no tiene patrimonio empresarial, sino que su principal bien son sus trabajadores. No se puede hablar de la relación trabajo y capital cuando los trabajadores son accionistas de la sociedad. Podemos cuestionar los principios que sustentaban la idea de nación cuando las empresas transnacionales tienen presupuestos superiores a los de los estados.

O cuando empieza a circular sobre el planeta el dinero privado, en forma de puntos que son canjeables por noches de hotel, ropa, alquiler de coches... y están actuando como dinero respaldado por el patrimonio de una empresa. El día que sean intercambiables por los de otra empresa y empiecen a cotizar, habremos inventado un mercado de divisas privado. Y el día que uno prefiera cobrar en puntos de determinada empres en vez de rublos o dracmas, el dinero privado habrá empezado a competir con el público. El día que una compañía transnacional, además de transportarte, te ofrezca sanidad, educación, Internet y ocio, habrá quien se pregunte por qué paga sus impuestos al Estado y no a esta empresa. Las preguntas han cambiado todas, por lo que hay elaborar respuestas nuevas, y las derechas e izquierdas ya no estamos donde solíamos estar.

P. ¿La derecha ya no está en el PP?

R. No se puede identificar PP con derecha y PSOE con izquierda. En el PSOE hay mucha derecha y en el PP hay gran parte de la izquierda. La izquierda está repartida entre PP y PSOE. Y la derecha está repartida entre PP y PSOE. El error del PSOE fue abandonar el centro: radicalizó su discurso e hizo un discurso antiguo, incongruente con la sociedad que estamos viviendo.

P. ¿El centro ha sustituido a las ideologías?

R. No han desaparecido las ideologías: ha desaparecido el pensamiento ideológico. Durante los siglos XVIII, XIX y XX, el racionalismo nos hizo creer que el pensamiento político debía anteceder siempre a la praxis política. La razón tenía que ser siempre anterior a la acción. La sociedad podía ser imaginada antes de ser transformada. Las ideologías lo explicaban absolutamente todo, porque eran unos anteojos para ver la realidad. Ahora nos hemos dado cuenta de que muchas veces la realidad antecede a la razón, y que la sociedad real se produce con independencia a la sociedad imaginada. No sirve de nada tener una visión ideológica del mundo cuando el mundo decide seguir su propio camino. Hoy tenemos que pensar cómo defendemos la libertad y la igualdad en un mundo cada día más desigual y en el que los enemigos de la libertad tienen más potencia y más armas. Si nos entretenemos en pensar dónde están las ideologías, vamos a perder unos años decisivos para la defensa de esos valores.

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