29ª Jornada de Liga

El Barça impone su voluntarismo

A los azulgrana les alcanzó un buen primer tiempo para derrotar a un Deportivo que no jugó como un líder

BARCELONA 2-DEPORTIVO 1Con un rato de fútbol, mucho esfuerzo y momentos de apuro, el Barcelona sacó adelante un partido que, por su parte, no admitía otro resultado que la victoria. La actitud del Deportivo, muy desganado, siempre columpiándose en el liderato, rebajó el éxito de los azulgrana, que estuvieron un punto por debajo de las expectativas. Más que un debate futbolístico, el partido delató la diferente manera con que uno y otro afrontan el final de campeonato. A la que suena la cuenta de diez, tantas como jornadas quedan de Liga, al Deportivo le entra la flojera y el Barcelona estira e...

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BARCELONA 2-DEPORTIVO 1Con un rato de fútbol, mucho esfuerzo y momentos de apuro, el Barcelona sacó adelante un partido que, por su parte, no admitía otro resultado que la victoria. La actitud del Deportivo, muy desganado, siempre columpiándose en el liderato, rebajó el éxito de los azulgrana, que estuvieron un punto por debajo de las expectativas. Más que un debate futbolístico, el partido delató la diferente manera con que uno y otro afrontan el final de campeonato. A la que suena la cuenta de diez, tantas como jornadas quedan de Liga, al Deportivo le entra la flojera y el Barcelona estira el cuello.El Deportivo fue sobre todo un equipo cagón. Aparentemente tenía el control del partido. Bien agarrado a la cancha, se aplicaba en tapar la línea de pase del Barcelona y presionaba la pelota cuando recibían Figo, Kluivert y Rivaldo. Parecía estar tan cómodo que fue dejándose ir, reculando, cediendo al dominio psicológico azulgrana, apoyado en una línea de recuperación pletórica, presidida por el nervio de Puyol.

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El Barça fue ganando campo con el despliegue de la segunda línea, y la colaboración de sus tres delanteros, generosos en sus intervenciones, especialmente Figo, un futbolista impagable en los grandes partidos, y Kluivert, que ha alcanzado un punto de forma exquisito. A Figo y Kluivert se ha unido Ronald de Boer, siempre preciso en sus apariciones. Entre los tres elaboraron un primer gol que sintetizó el sentir azulgrana: el toque, el ofrecimiento, la apertura a la banda, el centro y el remate, una jugada precisa en la gestación y la definición.

El fútbol azulgrana era tan aseado que a cada jugada le daba la respuesta que demandaba, así que no malgastó ni un solo remate a portería. Estuvo muy certero, aunque en el segundo gol, dibujado por Guardiola en una maniobra excelente que habilitó a Rivaldo mientras el rival salía al fuera de juego, colaboró Songo'o.

El Deportivo no entró en escena hasta el último tramo del primer tiempo, cuando el árbitro miró a otra parte para no pitar un penalti de Bogarde a Djalminha. Pero a la siguiente jugada, en el arranque de la segunda parte, el equipo blanquiazul se encontró con un gol que constató la facilidad azulgrana para desenchufarse del partido. Las desatenciones defensivas le comprometen en cada encuentro, tanto que acaban por restarle credibilidad.

El tanto de Flavio atontó al Barcelona. Perdió presencia y jerarquía, su fútbol flojeó y el Deportivo fue engordando. Jugó sin tanto temor, con más entereza y una cierta ambición, propia de un líder, e incluso Irureta renunció a Víctor, un volante, en favor de Pauleta, un delantero.

El cambio, sin embargo, desajustó al Deportivo, el partido perdió la indefinición que lo presidía y el Barcelona se echó al monte, sin tanta paciencia como en el arranque, con menos destreza, pero con el percutor de Rivaldo como amenaza. Songo'o estuvo entonces muy diligente frente a los remates del brasileño. Irureta tuvo que corregir rápidamente el partido, de nuevo en manos del Barcelona, ofuscado en la búsqueda de un gol decisivo. Figo apareció de nuevo en el flanco derecho y sacó un par de centros muy interesantes, pero Kluivert no fue nunca un rematador y los medios perdieron llegada. El juego azulgrana no transmitió confianza a la hinchada, que pasó un mal rato, pese a que el Barcelona estuvo siempre más cerca del gol que el Deportivo, que fue perdiendo efectivos durante el último cuarto.

Ante la falta de autoridad futbolística por una y otra parte, el choque acabó por degenerar en un ejercicio de voluntarismo. El Barcelona se agarró de forma descarada al marcador, que ratifica sus aspiraciones de renovar el título, y el Deportivo mostró su carácter de grupo sedentario, incapaz de manejarse en campo contrario. El quehacer azulgrana resultó sorprendente. Al equipo le entró un ataque de pánico, un cierto miedo al empate que no al contrario -pues del Depor poco se supo-, situación novedosa, sobre todo si se atiende a la suficiencia con la que había tramitado el primer tiempo y que le permitió alcanzar una victoria que le sitúa a un partido del liderato. Al Deportivo ya no le queda cuerda para defender su primer puesto. Con partidos como el de anoche, acabará por cederlo en cualquier jornada.

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