Procesado penalmente un jugador de hockey por un 'stickazo' a un rival

Un fiscal pide 18 años de cárcel para un defensa de la NHL

Marty McSorley, defensa de 36 años de los Bruins de Boston, equipo de la Liga norteamericana de Hockey (NHL), nunca rehuyó una pelea: sus 17 años sobre la pista de hielo lo atestiguan. El pasado 21 de febrero, al poco de comenzar el partido contra los Canucks de Vancouver, ya se enzarzó en una de las tanganas consustanciales a ese deporte. Salió trasquilado. Furioso y humillado, más tarde se fue hacia Donald Brashear y con el stick agarrado con las dos manos le dio un golpe en la cabeza como para habérsela arrancado. Brashear quedó sangrando e inconsciente sobre la pista, pasó por la UVI y est...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Marty McSorley, defensa de 36 años de los Bruins de Boston, equipo de la Liga norteamericana de Hockey (NHL), nunca rehuyó una pelea: sus 17 años sobre la pista de hielo lo atestiguan. El pasado 21 de febrero, al poco de comenzar el partido contra los Canucks de Vancouver, ya se enzarzó en una de las tanganas consustanciales a ese deporte. Salió trasquilado. Furioso y humillado, más tarde se fue hacia Donald Brashear y con el stick agarrado con las dos manos le dio un golpe en la cabeza como para habérsela arrancado. Brashear quedó sangrando e inconsciente sobre la pista, pasó por la UVI y está aún de baja. McSorley acaba de ser procesado por agresión. Le amenazan 18 meses de cárcel.Cuando el próximo 4 de abril comparezca ante el juez de Vancouver, el veterano jugador va a proclamarse inocente. Lo ocurrido fue una desgracia imprevista: "No tenía intención de herir a Brashear con el stick. Quería pelea, como he hecho en tantas otras noches. Pero esta vez hubo muy mala suerte".

Por el golpe, McSorley fue inmediatamente sancionado por la Liga para el resto de la temporada, la pena más dura impuesta hasta la fecha por la NHL, lo que le supone una pérdida salarial de 72.000 dólares (unos 12 millones de pesetas). Pero ni a la Liga ni a los jugadores les ha gustado que jueces y policías hayan saltado a la pista. Para ellos, lo que ocurre sobre el hielo es un asunto interno que debe abordarse conforme a las normas internas. Todos consideran que la sanción deportiva fue suficiente castigo.

La justicia contempla el suceso con otros ojos, como un asalto con un arma, lo que vuelve a centrar todos los focos sobre un deporte en el que violencia y agresión física y verbal se mezclan con carreras, penaltis y goles. El hockey sobre hielo lleva años luchando contra esa imagen de banda de matones dispuestos a todo, el único de los grandes deportes profesionales en el que los que los protagonistas usan como instrumento deportivo uno que puede convertirse en un arma letal, un deporte en el que la violencia juega siempre en el límite entre la aprobación de público y espectadores y el repudio.

Los responsables de la NHL muestran estadísticas sobre la caída en el número de incidentes violentos en los últimos años y los viejos seguidores sienten que hay menos peleas ahora que antaño. Cuando combaten la violencia con sanciones como la impuesta a McSorley, la NHL se enfrenta a una larga tradición. Ya a principios de siglo, un directivo pidió que se acabara con los "tiros y navajazos" en el hockey. Al poco, un jugador murió alcanzado por el golpe de stick.

Archivado En