Los guiñoles de Canal + Francia anulan la retirada que anunciaron por ser criticados

Los célebres guiñoles de Canal+ Francia "volvieron" ayer a la pantalla, sin haber llegado verdaderamente a irse, después de haber mantenido a media Francia en la incertidumbre durante todo el fin de semana. El pasado viernes por la noche, los muñecos de látex que Bruno Gaccio, Frank Magnier y Elexandre Charlot manejan con tanto humor como impertinencia anunciaron el fin de la emisión tras hacerse eco de las críticas recibidas en los últimos tiempos e invocar a su "sentido de la responsabilidad". Aunque el anuncio de los propios guiñoles pareció bastante solemne -"el de esta noche es un diario ...

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Los célebres guiñoles de Canal+ Francia "volvieron" ayer a la pantalla, sin haber llegado verdaderamente a irse, después de haber mantenido a media Francia en la incertidumbre durante todo el fin de semana. El pasado viernes por la noche, los muñecos de látex que Bruno Gaccio, Frank Magnier y Elexandre Charlot manejan con tanto humor como impertinencia anunciaron el fin de la emisión tras hacerse eco de las críticas recibidas en los últimos tiempos e invocar a su "sentido de la responsabilidad". Aunque el anuncio de los propios guiñoles pareció bastante solemne -"el de esta noche es un diario muy especial; es el último, en efecto; ya no habrá más Diario de los guiñoles de la Info"-, la duda quedó flotando en el ambiente, sabiendo cómo las gastan estos personajes, que han sido llamados "los más importantes editorialistas de Francia". El programa estrella de Canal + cuenta, por otra parte, con tres millones de espectadores y, según indican las encuestas, goza de la aprobación de más del 70% de los franceses, que juzgan su humor inteligente y simpático y su estilo despiadadamente satírico, que en Canal + España puede verse en Las noticias del guiñol.

Con todo, la posibilidad de que las marionetas hubieran sucumbido efectivamente a las últimas críticas, particularmente a las muy ácidas vertidas por el antiguo presentador Guillaume Durand, desató una viva reacción de inquietud reflejada particularmente en las radios y en Internet. Sesudos analistas tuvieron que ocuparse durante el fin de semana en recordar que el mundo podía seguir girando sin los guiñoles de Canal +, en subrayar que la democracia francesa no está necesariamente amenazada, por muy incisivas e inteligentes que resulten las populares y celebradas marionetas.

La reaparición de ayer no aclaró tampoco si el anuncio de retirada de los muñecos de látex ha sido una pirueta, similar a las de los políticos que esgrimen su dimisión como reclamo de renovadas adhesiones, o responde, efectivamente, al cansancio de algún miembro del equipo que no ha podido resistir ser juzgado con la misma acritud que sus marionetas destilan a diario.

El caso es que han vuelto, para regocijo más o menos general y para fastidio, sin duda, de todos aquellos personajes públicos que llevan mal ser caricaturizados de una manera tan insolente y destemplada. Tampoco faltan quienes, a medio camino, piensan que el actual equipo abusa de un humor salvaje y se conduce a veces con excesiva frialdad y dureza, sin pararse a considerar los efectos corrosivos, los desgarros personales de sus víctimas.

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