Manu Chao asoma la cabeza

Más de un año lleva viviendo ya en esa Barcelona que habla árabe, que es negra y paquistaní, filipina y peruana. De calles estrechas, olores intensos y tiendas de alimentación que no cierran jamás. Es también la de los turistas que no sólo la visitan por Gaudí, de los ingleses que se quedan enseñando su idioma, formando equipos de fútbol en los que los catalanes ocupan plaza de extranjeros, ingleses que tienen su hábitat en la plaza Reial, rodeada de cervecerías en las que se oye hablar el idioma que enseñan. Esa es la Barcelona mestiza en la que Manu Chao ha querido instalarse, grabar un segu...

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Más de un año lleva viviendo ya en esa Barcelona que habla árabe, que es negra y paquistaní, filipina y peruana. De calles estrechas, olores intensos y tiendas de alimentación que no cierran jamás. Es también la de los turistas que no sólo la visitan por Gaudí, de los ingleses que se quedan enseñando su idioma, formando equipos de fútbol en los que los catalanes ocupan plaza de extranjeros, ingleses que tienen su hábitat en la plaza Reial, rodeada de cervecerías en las que se oye hablar el idioma que enseñan. Esa es la Barcelona mestiza en la que Manu Chao ha querido instalarse, grabar un segundo disco que acabará un día de éstos y volver a pisar un escenario tras cinco años sin hacerlo. Esa es la Barcelona en la que Manu ha reclutado su banda.Fiel a sus pricipios, el que fuera líder de Mano Negra se ha movido con sigilo evitado el cerco de los medios. Se corrió la voz de que Manu se iba de gira a Suramérica y que, para rodar su nuevo grupo, realizaría una serie de conciertos secretos en el Sidecar. Pese a la orden expresa de no promocionarlos, corrió la noticia hasta conseguir que se vendiesen todas las entradas para las cuatro actuaciones-ensayo que desde el jueves hasta ayer dio como Bombachita Sisters.

Y allí estaba junto a los siete músicos de su nuevo proyecto. Tres (percusionista, guitarra y acordeonista) provienen de la Caravanne des Quartiers, una especie de feria cultural itinerante con la que Manu estuvo colaborando tiempo atrás. Otros dos (vocalista y guitarra) son argentinos. Gambit, el bajista, ya formó parte de Radio Wemba al igual que el batería, que también toca este instrumento en Trimelón de Naranjus. En total, siete músicos para rodar una banda que este mismo mes inicia una gira por Suramérica que no llegará a Europa.

Con esta banda, el nuevo proyecto de Manu se aleja de la simplicidad que argumentó Clandestino, su primer, excelente y triunfal disco en solitario. Lejos de desvestir las canciones hasta dejarlas ornamentadas sólo con hermosa desnudez, el Manu de Bombachita Sisters apela a la barahúnda del reggae y del ska como ritmos de agitación y baile, y con una argumentación sonora que lo aproxima más a Mano Negra que al Manu de Clandestino, se lanza en pos del baile y de la fiesta. Así sonó en Sidecar ante el alborozo de un público que bailaba, derramaba cervezas y subía al escenario sintiéndose partícipe de una fiesta durante mucho tiempo esperada.

Así pues, ya tenemos de nuevo a Manu Chao en danza, expresión más que afortunada viendo el cariz que toma ahora la música de este hispano-francés que sortea fronteras sin pasaporte. Vestido con la camiseta de la selección argelina de fútbol y gritando cada dos por tres: "próxima estación, esperanza", toma temas populares, como La verdolaga; propios, como Bongo bong, y temas de Mano Negra, como Puta's fever, y los lleva al terreno del reggae. Este es el Manu que verá Suramérica, el que no verá Europa... A menos que antes de partir ofrezca algún otro concierto secreto en Barcelona.

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