Insultos, silencios y errores

La entrada es una cortina de pequeños altavoces que van susurrando todo tipo de insultos. La instalación, del portugués Alfredo Costa Monteiro, se titula Cortina de humo y da paso al apartado de instalaciones sonoras que hasta el día 26 (de 11.00 a 20.00 horas y con entrada libre) puede verse en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona en el marco del Festival Zeppelin, que organiza la Orquestra del Caos. Tras la pequeña retahíla de insultos, que más que agresivos resultan lo suficientemente curiosos como para provocar un pequeño embotellamiento en la entrada, se puede experimentar que ...

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La entrada es una cortina de pequeños altavoces que van susurrando todo tipo de insultos. La instalación, del portugués Alfredo Costa Monteiro, se titula Cortina de humo y da paso al apartado de instalaciones sonoras que hasta el día 26 (de 11.00 a 20.00 horas y con entrada libre) puede verse en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona en el marco del Festival Zeppelin, que organiza la Orquestra del Caos. Tras la pequeña retahíla de insultos, que más que agresivos resultan lo suficientemente curiosos como para provocar un pequeño embotellamiento en la entrada, se puede experimentar que es una discoteca portátil. Su autor, el alemán Jan Peter E.R. Sonntag, la ha titulado Minimal disco y consiste en unos auriculares suspendidos sobre una pequeña plataforma metálica que vibra al ritmo de los bajos de la música. Es unipersonal y permite bailar o escuchar la música sin el humo y el barullo de las discotecas. Más narrativa es la propuesta de la española Begoña Montalbán. Se titula ¿Nadie! ¿Quién eres tú? y consiste en una habitación completamente a oscuras en la que se oyen las voces de diversas reclusas de la prisión de Wad Ras que recitan fragmentos de textos de la escritora Emily Dickinson. Más minimalistas son las instalaciones del estadounidense Kelly Davis, Sofa, y del colombiano Mateo Lucas, Propuestas para un paisaje sonoro. La primera es tan simple como un sofá normal colocado junto a una pared. Quien se siente ahí oirá, con suerte, unos ruidos de baja intensidad, algo así como golpes de manos, que corresponden a la grabación que hizo el autor de una conversación entre sordomudos. La segunda propuesta exige un cierto movimiento. Lucas primero trazó en una de las columnas de la sala, en el primer piso del centro, una raya en espiral y grabó el sonido del lápiz sobre la piedra. Después lo editó y minutó. El visitante, si quiere, puede intentar la ingente tarea de leer en la línea de la columna el ritmo del sonido. Por último, el español Dídac P. Lagarriga presenta la instalación Outlaw. [Scrapbook; overture], básicamente dirigida al especializado mundo de los pinchadiscos ya que se trata de una banda sonora realizada a partir de una recopilación de sus errores a la hora de pinchar considerándolos como un mundo lleno de posibilidades.Los interesados en profundizar en el cada vez más activo mundo del arte sonoro pueden conseguir también todo tipo de información sobre el tema en el Sonoscop, un punto de información donde pueden consultarse webs especializadas, ver vídeos a la carta o escuchar algunas de las propuestas históricas. La audición, de todas formas, se realiza más tranquilamente en el Mirador Chill Out. Allí, además de disfrutar de una estupenda vista de la ciudad, pueden escucharse algunas de las mejores obras sonoras de la historia. Si hay suerte -porque los tres programas son rotativos, no hay horarios prefijados y las piezas tienen duraciones dispares- es posible oír grabaciones de Duchamp, Antonio Russolo, Kur Schwitters y John Cage, entre otros. Un pase de vídeos sobre el tema del arte sonoro en el auditorio, con entrada gratuita, y los conciertos de 45 Nigazz, esta noche, y The Tape-Beatles, mañana, completan la programación de este tercer Zeppelin. Oír para creer.

Susanna Saez
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