Caruana consigue una amplia victoria para negociar con Londres un cambio en Gibraltar

Los electores de Gibraltar fueron fieles a los pronósticos y dieron ayer una amplia victoria (el 58,35% de los votos) al ministro principal, el conservador Peter Caruana, cuyo principal proyecto es negociar con el Reino Unido un cambio en la actual relación colonial. El gran derrotado fue el laborista Joseph Bossano, que fue ministro principal entre 1988 y 1996, y cuya alianza con el Partido Liberal consiguió sólo el 40,57% de los sufragios. El candidato considerado proespañol recogió 605 votos de los 17.874 que los electores depositaron en las urnas.

El tamaño de la victoria de los soc...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Los electores de Gibraltar fueron fieles a los pronósticos y dieron ayer una amplia victoria (el 58,35% de los votos) al ministro principal, el conservador Peter Caruana, cuyo principal proyecto es negociar con el Reino Unido un cambio en la actual relación colonial. El gran derrotado fue el laborista Joseph Bossano, que fue ministro principal entre 1988 y 1996, y cuya alianza con el Partido Liberal consiguió sólo el 40,57% de los sufragios. El candidato considerado proespañol recogió 605 votos de los 17.874 que los electores depositaron en las urnas.

El tamaño de la victoria de los socialdemócratas (conservadores pese a esa denominación) no afectará al reparto de los 15 escaños de la Asamblea gibraltareña que asigna ocho puestos al partido ganador y siete al perdedor. Pero previsiblemente precipitará el relevo de Joseph Bossano, de 60 años, ex dirigente sindical, presente en la política gibraltareña desde hace más de 30 años y líder del Partido Social Laborista de Gibraltar (GSLP) que se presentó esta vez en alianza con el Partido Liberal (GL). Los Socialdemócratas de Gibraltar (GDS) de Caruana, un abogado de 43 años al que apoyan comerciantes y financieros, tienen cuatro años por delante para hacer avanzar su proyecto de reforma de la Constitución, otorgada por el Reino Unido en 1969. Porque el poder real en el Peñón sigue siendo británico. El Gobernador, sir Richard Luce, que tiene a su cargo la seguridad, la defensa y las relaciones exteriores de la colonia, tomó ayer mismo juramento a Caruana, que quiere negociar con Londres un cambio en el estatuto colonial de Gibraltar. La Asamblea gibraltareña someterá a Londres sus propuestas después del próximo verano.Candidato 'palomo'

Peter Cumming, independiente, considerado el candidato palomo (proespañol en lenguaje llanito) que defendió la fórmula de asociación libre de Gibraltar al Reino Unido y a España, aumentó sus votos, pero apenas superó los 600.

Caruana se mostró ayer muy satisfecho de su victoria, que considera "contundente" porque su principal rival, Bossano, había propuesto "tentaciones apetecibles" en su programa electoral. Entre ellas figuraba una paga de 1.000 libras (270.000 pesetas) para los pensionistas procedentes de las reservas financieras de la colonia, y una extensión generalizada de las prestaciones sociales.

"Si no puedes convencer al electorado y ni siquiera puedes comprarlo, el futuro es incierto en política", señalaba horas antes de la votación un periodista gibraltareaño que auguraba que una diferencia superior a los 10 puntos significaría el final de la carrera de Bossano.

Caruana, que llegó al poder en 1996 acusado por sus rivales de estar dispuesto a entregar el Peñón a España, no ha conseguido establecer un diálogo con el Gobierno español y protagonizó una de las más graves crisis diplomáticas con Madrid en febrero de 1999. Tras la captura por la polícia marítima británica de un pesquero español que faenaba en aguas en litigio entre España y el Reino Unido, Caruana negoció con los pescadores andaluces al margen de Londres y Madrid.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

La actitud británica y gibraltareña en la crisis de la pesca estuvo en el origen de los estrictos controles que el Ejecutivo español impuso en la verja. Las largas colas, algunas de más de cuatro horas, irritaron profundamente a los habitantes de Gibraltar, lesionaron los intereses de los trabajadores españoles en el Peñón y convirtieron al ministro de Asuntos Exteriores, Abel Matutes, en el político más impopular de la colonia británica.

Archivado En