NECROLÓGICAS

César Montaña, escultor

El escultor César Montaña murió el pasado martes en Madrid a los 71 años. Nacido en 1928 en Vegadeo, municipio asturiano limítrofe con Galicia, Montaña comenzó desde niño a moldear con barro.Fue uno de los primeros asturianos de posguerra que pudo seguir estudios de Bellas Artes en Madrid, en 1948, becado por la Diputación de Oviedo. Profesor de dibujo en 1953, ganó el Gran Premio de Roma, en cuya Academia se formó, y realizó viajes por toda Europa hasta 1960. En este periodo conoció y se casó con la profesora de ballet canadiense Elena Lehman, con la que tuvo tres hijos.

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El escultor César Montaña murió el pasado martes en Madrid a los 71 años. Nacido en 1928 en Vegadeo, municipio asturiano limítrofe con Galicia, Montaña comenzó desde niño a moldear con barro.Fue uno de los primeros asturianos de posguerra que pudo seguir estudios de Bellas Artes en Madrid, en 1948, becado por la Diputación de Oviedo. Profesor de dibujo en 1953, ganó el Gran Premio de Roma, en cuya Academia se formó, y realizó viajes por toda Europa hasta 1960. En este periodo conoció y se casó con la profesora de ballet canadiense Elena Lehman, con la que tuvo tres hijos.

Tras regresar a España se dedica a esculpir y obtiene el Premio Nacional de Escultura en 1962. Un año más tarde logra una beca de la Fundación Juan March y el Premio de Escultura al Aire Libre Alhambra de Granada. Profesor y luego director de la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos de Madrid, en 1990 el Certamen de Pintura de Luarca le dedica un homenaje en el que el crítico Villa Pastur publica un estudio sobre su vida y obra.

Amante de su tierra natal, el occidente de Asturias, a César podía vérsele los veranos por los montes y las playas de la zona disfrutando del paisaje, del paisanaje y descubriendo tesoros: troncos retorcidos o restos de naufragios. Ahora se ha acabado su vida, pero su obra, de estilo expresionista, fundida casi siempre en bronce sin pulir, seguirá manifestando su fuerza y su amor a la naturaleza. Entre las obras que el público puede admirar se encuentra Fuego olímpico, en la entrada del Palacio de Deportes, y Diálogo, en el Palacio Conde de Toreno, ambos en Oviedo, y dos obras muy queridas por su autor en Vegadeo: El herrero, a la puerta de la Fundación Villamil, y Venus Algálica del Eo, en el parque, homenaje al escritor Álvaro Fernández Suárez. Esta última obra resume su estilo. Un alga recrea las curvas femeninas de una Venus del Eo, el río que une más que separa Asturias con Galicia. -

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