FÚTBOL Octavos de final de la Copa del Rey

Osasuna fulmina al líder

Los navarros ganan en Riazor y despiden de la Copa a un Deportivo a la deriva

Al todavía líder de la Liga le ha entrado una pájara descomunal. Vive un considerable enredo fruto de su frágil estado de ánimo. Parco en carácter, hoy por hoy el Deportivo destila un fútbol muy pálido, excesivamente resbaladizo para algunas de sus estrellas, que son un buen puñado. Rebajado el subidón de la primera vuelta liguera, el equipo se ha desinflado. Como si hubiera resuelto sus deberes en un sólo tramo de campeonato. Porque al Deportivo, como a otros muchos que todos los veranos presentan su candidatura en base a un lustroso racimo de fichajes y una caja registradora cada vez más reb...

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Al todavía líder de la Liga le ha entrado una pájara descomunal. Vive un considerable enredo fruto de su frágil estado de ánimo. Parco en carácter, hoy por hoy el Deportivo destila un fútbol muy pálido, excesivamente resbaladizo para algunas de sus estrellas, que son un buen puñado. Rebajado el subidón de la primera vuelta liguera, el equipo se ha desinflado. Como si hubiera resuelto sus deberes en un sólo tramo de campeonato. Porque al Deportivo, como a otros muchos que todos los veranos presentan su candidatura en base a un lustroso racimo de fichajes y una caja registradora cada vez más rebosante, le falta revolcar su identidad. Definir sus objetivos. ¿Basta con sobrevolar las alturas o es hora de dar el gran salto?Mientras se lo piensa, la Copa no le sirvió para cicatrizar heridas. Lo que pudo ser un ejercicio terapéutico contra Osasuna, el noveno clasificado en Segunda División, se convirtió en un calvario. De entrada, los gallegos asaltaron el choque con cierta desgana. Con pereza de meter el diente a un partido de esos que nada te dan y mucho te quitan. Todo lo contrario que Osasuna, consciente de la posibilidad de arañar un trozo de gloria en tiempos de zozobra futbolística por Navarra. Lotina, el mismo que encumbró al Numancia en la Copa hace unos años, enfiló el duelo con un equipo apañadito y voluntarioso, con toda la predisposición del mundo para entregarse a la causa. Ilusión, ilusión, y poco más. Cinco zagueros, otros tantos a destajo en la media cancha y el Cuco Ziganda con la caña.

DEPORTIVO 0 OSASUNA 1

Deportivo: Kouba; Manuel Pablo (Makaay, m.55), Donato, Schürrer, Romero; Víctor (Manel, m.75), Flavio Conceiçao, Mauro Silva (Jaime, m.85), Fran; Turu Flores y Pauleta.Osasuna: Sanzol; Alfonso, Cruchaga, Yanguas, Mateo, Ibán Pérez; Alfredo (Arpón, m.74), Álex Fernández, Ángel Luis (Trzeciak, m.83); Palacios; y Ziganda (Muñoz, m.65). Goles: 0-1. M.82. Derechazo de Álex Fernández que se cuela tras pegar en el palo derecho de Kouba. Árbitro: Pérez Lasa. Mostró tarjeta amarilla a Pauleta, Alfredo, Ángel Luis, Donato y Cruchaga. 10.000 espectadores en Riazor. Octavos de final, vuelta. Clasificaco Osasuna, por un global de 2-0.

Pero el Deportivo estuvo medio tiempo esquivando la pelea, al trote de Flavio, que llegó a sacar de quicio a la grada. Porque Riazor no paladeó ni un tirito en cuarenta y cinco minutos. Y cuando uno no quiere y otro no puede... El tostón enciende a cualquiera. Sólo las grietas mostradas por los navarros en el centro de la defensa -acentuadas por las dudas del portero Sanzol- dieron aliento al partido. Pero no era la noche de Pauleta, ni del Turu, muy desacertados en el remate y escasamente acompañados.

Pasado el descanso el partido viró del lado del líder, que expuso más ardor y mejoró su actitud. Con un poco de chispa, el Deportivo arrinconó a Osasuna en su área y le golpeó por todos los costados. Sin orden, pero con tenacidad. Fran despertó de su letargo e hizo de mensajero para sus compañeros de ataque, que desperdiciaron media docena larga de ocasiones cristalinas. A los navarros los salvó la muralla y rebotaron una y otra vez cada zarpazo gallego. La noche caía del lado del Deportivo -hasta 25 remates había sumado en poco más de media hora-, cuando Álex Fernández, en el quinto disparo navarro de la noche, templó el balón por encima de la barrera y definió con mucho talento una falta al borde del área que superó a Kouba.

Y así, tras superar un examen muy copero, Lotina agrandó su figura en un torneo que le ha convertido en una especie de Robin Hood de los modestos, y sus chicos se llevaron un inmenso botín.

Por el camino dejaron aún más magullado al equipo gallego, azotado por una aguda crisis de autoridad que amenaza con prender un vestuario con indisimulada tendencia a encender la mecha cuando pintan bastos. Y el domingo llega el Madrid.

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