Francia estrena hoy la semana laboral de 35 horas en un clima de enfrentamiento social

Después de dos años y medio de controversia política y de duro enfrentamiento con las organizaciones patronales, la semana laboral de 35 horas entra hoy en vigor en Francia envuelta en un clima de movilización social y conflicto derivado de las negociaciones que entraña la aplicación misma de la ley. La histórica jornada del 1 de febrero de 2000 va a estrenarse con las carreteras bloqueadas por los camioneros y una huelga muy seria del transporte público en París y en otras capitales, además de una sucesión de paros en correos, Air France y en otros sectores.

Francia parece sacudida por...

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Después de dos años y medio de controversia política y de duro enfrentamiento con las organizaciones patronales, la semana laboral de 35 horas entra hoy en vigor en Francia envuelta en un clima de movilización social y conflicto derivado de las negociaciones que entraña la aplicación misma de la ley. La histórica jornada del 1 de febrero de 2000 va a estrenarse con las carreteras bloqueadas por los camioneros y una huelga muy seria del transporte público en París y en otras capitales, además de una sucesión de paros en correos, Air France y en otros sectores.

Francia parece sacudida por una dinámica movilizadora desconocida desde la llegada de la izquierda al poder, como si la entrada en la nueva semana laboral resultase un parto difícil, que requiere poner todas las fuerzas a prueba. Ayer, los camioneros asalariados cerraron fronteras y otros puntos estratégicos del país a los vehículos pesados, reclamando aumentos salariales que permitan hacer efectiva la reducción del tiempo de trabajo y no recurrir como hasta ahora a un gran número de horas extraordinarias.

Irritados por las concesiones sobre la aplicación de la ley que la patronal del sector obtuvo hace tres semanas, tras protagonizar un bloqueo similar, los asalariados levantaron más de 70 barreras, en una demostración de fuerza destinada a obligar a la patronal a negociar y a dejar en papel mojado el proyecto de decreto ministerial que permite 220 horas de trabajo al mes.

Ley estrella

Medida estrella del programa que llevó a la izquierda francesa al poder, las 35 horas comienzan a aplicarse para las empresas de más de 20 asalariados en un contexto de reducción drástica del paro y fuerte crecimiento, bien distinto al existente al inicio de la legislatura. Como consecuencia de las modificaciones introducidas recientemente por el Consejo Constitucional, el texto legal sobre la reducción del tiempo de trabajo debe ser completado en fechas próximas con una serie de decretos de aplicación.

La gran mayoría de las empresas no han firmado todavía acuerdo alguno y a lo largo de este año de transición podrán seguir aplicando las 39 horas -las últimas cuatro serán consideradas extraordinarias-, siempre que compensen a sus trabajadores con un incremento en el sueldo que ronda el 1%. A partir del próximo año, eso sí, las empresas que continúen sin aplicar la reducción del tiempo de trabajo serán penalizadas con un aumento salarial del 25%. Por supuesto, no podrán acogerse a los incentivos fiscales que acompañan la aplicación de la ley y la ampliación de plantilla. Los 23.000 acuerdos de reducción del tiempo laboral firmados hasta el momento alcanzan únicamente a 2,8 millones de asalariados sobre un total de 14 millones.

Según el ministerio de Trabajo, que dirige Martine Aubry, estos acuerdos han permitido crear o comprometer ya unos 160.000 puestos de trabajo. En el terreno de la Administración y las empresas públicas, las negociaciones acaban prácticamente de empezar, a pesar de que, determinados sectores, caso de los funcionarios de correos, han dado ya muestras de impaciencia con paros y manifestaciones. Buena parte del país está, de hecho, pendiente de ajustar su situación laboral y en muchos casos la agitación por las negociaciones está acompañada por otras reclamaciones laborales pendientes.

A despecho de la filosofía de la ley y de las presiones sindicales, las organizaciones patronales siguen preconizando la espera, con el propósito de condicionar el contenido de los decretos de aplicación y de torpedear en lo posible la generalización efectiva de la nueva semana laboral.

Pragmatismo

Pese al anuncio patronal de retirarse de los organismos de la Seguridad Social que gestiona paritariamente con los sindicatos, todo hace suponer que el pragmatismo terminará imponiéndose masivamente en los círculos empresariales franceses. Por si acaso, los sindicatos van a lanzarse a una campaña de información a los asalariados destinada a acelerar las negociaciones en las empresas.

[Las movilizaciones de los asalariados del transporte por carretera apenas causaron problemas de circulación a los transportistas españoles, que en su mayor parte, retrasaron sus salidas a la espera de que hoy finalicen las protestas.

Según fuentes de la Asociación del Transporte Internacional por Carretera (ASTIC) consultadas por Efe, no se registraron atascos de camiones españoles en las fronteras con Francia. En cambio, sí hubo problemas en las fronteras de Francia con Bélgica y Alemania].

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