Tribuna:

Cuestiones personales

Suele ser virtud de la derecha el conseguir que sus asuntos internos no se aireen mucho, y si se airean, que no dure mucho el efecto aunque se explique poco o nada. Cuando en un partido algo se mueve, suele ser porque el poder pasa de manos, unas veces mediante elecciones y otras directamente arrebatado por quienes se organizan contra los que lo tienen. No pasa nada. No deberían escandalizarnos esos movimientos que, por otra parte, se producen en el seno de todas las organizaciones humanas. Pero los ciudadanos sí debemos saber si quienes se hacen con el poder en cada momento son los mejores, o...

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Suele ser virtud de la derecha el conseguir que sus asuntos internos no se aireen mucho, y si se airean, que no dure mucho el efecto aunque se explique poco o nada. Cuando en un partido algo se mueve, suele ser porque el poder pasa de manos, unas veces mediante elecciones y otras directamente arrebatado por quienes se organizan contra los que lo tienen. No pasa nada. No deberían escandalizarnos esos movimientos que, por otra parte, se producen en el seno de todas las organizaciones humanas. Pero los ciudadanos sí debemos saber si quienes se hacen con el poder en cada momento son los mejores, o simplemente los que mejor aprovechan las circunstancias.Cuando movimientos de este tipo, provocados por la lucha por el poder, se dan en la izquierda, suele haber más revuelo y, a veces, hasta proclamaciones públicas de escándalo, siempre por parte de quienes están interesados en propagar las debilidades de la izquierda, en beneficio de la derecha. Un observador justo reconocerá que no suele ocurrir lo mismo con las crisis de la derecha que aguantan mejor el tirón porque sin saber muy bien por qué, la prudencia general les protege.

Un ejemplo: los abandonos de los dirigentes andaluces del PP Manuel Pimentel y Amalia Gómez, que de forma sorprendente anunciaron su renuncia a ir en las listas electorales, cuando su partido siempre había contando con ellos. Pimentel y Gómez aseguran que su marcha es por motivos personales, piden respeto para esos motivos y niegan cualquier otra interpretación. Respetado está incluso que se vayan por otros motivos que no sean los personales, pero respetar no quiere decir aceptar una explicación sobre algo que no se ve claro. Habrá que esperar a que pase el tiempo electoral, en el que nada suele ser verdad ni mentira en estos asuntos y sí según el color del cristal con que se mire. Y en todo caso, para la historia queda el dato increíble de que el PP andaluz no haya sabido o no haya querido convencer a dos valores como Pimentel y Gómez, para que siguieran y estuvieran en las listas. A las doce de la noche del 12 de marzo sabremos qué habrá significado todo esto.

MARÍA ESPERANZA SÁNCHEZ

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