FÚTBOL Mundial de Clubes

El Madrid no salva ni la tercera plaza

REAL MADRID 1 NECAXA 1Real Madrid: Bizzarri; Geremi, Hierro (Iván Campo, m. 50), Karanka, Dorado; McManaman, Helguera, Sanchis, Savio (Ognjenovic, m. 50); Raúl (Etoo, m. 65) y Morientes.

Necaxa: Pineda; Higareda, Almaguer, López (Ambriz, m. 46), Milián; Luis Pérez, Vigna, Aguinaga, Cabrera; Montecinos (Vásquez, m. 46) y Delgado.

Goles: 1-0. M. 15. Sanchis cuelga sobre el área, Morientes deja de cabeza y Raúl, de volea picada, bate a Pineda.

1-1. M. 57. Vigna envía en largo sobre Delgado, que gana en la carrera a Karanka y dispara por bajo.

Árbitro: Ruiz Acosta (Colo...

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REAL MADRID 1 NECAXA 1Real Madrid: Bizzarri; Geremi, Hierro (Iván Campo, m. 50), Karanka, Dorado; McManaman, Helguera, Sanchis, Savio (Ognjenovic, m. 50); Raúl (Etoo, m. 65) y Morientes.

Necaxa: Pineda; Higareda, Almaguer, López (Ambriz, m. 46), Milián; Luis Pérez, Vigna, Aguinaga, Cabrera; Montecinos (Vásquez, m. 46) y Delgado.

Goles: 1-0. M. 15. Sanchis cuelga sobre el área, Morientes deja de cabeza y Raúl, de volea picada, bate a Pineda.

1-1. M. 57. Vigna envía en largo sobre Delgado, que gana en la carrera a Karanka y dispara por bajo.

Árbitro: Ruiz Acosta (Colombia).

69.800 espectadores en el Maracaná. El Necaxa, tercero del Mundial de Clubes en la tanda de penaltis (3-4): Etoo (gol, 1-0); Vázquez (gol, 1-1;), Helguera (gol, 2-1); Cabrera (fuera, 2-1); McManaman (fuera, 2-1), Pérez (gol, 2-2); Morientes (gol, 3-2), Aguinaga (gol, 3-3); Dorado (fuera, 3-3) y Delgado (gol,3-4).

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En su colección de goles, Raúl ya tiene uno de Maracaná. De cierta estética, además, tanto en la ejecución -una volea picada y ajustada a un rincón-, como en la elaboración colectiva -pase (Sanchis), dejada (Morientes) y remate (Raúl), todo a un toque-. Poco más pudo sacar Raúl de su primera visita a un escenario con categoría de leyenda, donde un día jugó y triunfó Pelé.

Y como el joven delantero su equipo, que tan sólo -el partido no le ofrecía más- consiguió librarse de males mayores, los efectos tempestuosos que un resultado peor habría desatado. El Madrid, en cualquier caso, acabó cuarto el primer Mundial de clubes. La tercera plaza, a los penaltis, fue para el Necaxa, representante mexicano. De salida, el Madrid tuvo un comportamiento correcto. Costaba engancharse al partido -el calor insoportable, la falta de objetivos...- y el equipo de Del Bosque contestó esa contrariedad con un juego pausado y horizontal. Sin demasiadas pretensiones, en busca simplemente del control de la situación y el ahorro de riesgos.

Venían avisados los madrileños de las emboscadas del Necaxa, de su habilidad para apuñalar a sus rivales poco después de invitarles a cenar -así le había complicado la vida en los días previos al Manchester United y al Vasco de Gama-. Receloso de las contras mexicanas, el Madrid se pensó mucho sus ataques. Tocaba y tocaba la pelota y sólo de vez en cuando introducía profundidad a su juego.

Las precauciones del Madrid incomodaron al Necaxa, al que le costó traducir su presión en robos de balón. Los mexicanos se tiraron el primer tiempo caminando de este a oeste del campo detrás de los pases del Madrid. Sólo causaron daño los americanos en un envío largo de Aguinaga sobre Delgado, que le ganó la espalda a Hierro a los tres minutos, y en los desbordes de Higareda por la banda derecha, la que defendía Dorado. El Madrid mandaba, y más tras la llegada del primer gol, a los 15 minutos.

Por primera vez en todo el campeonato, el Necaxa no marcó primero que su rival. Y eso atragantó la estrategia que tanta prosperidad le había reportado hasta ahora. De eso se favoreció el Madrid, que consiguió caminar por el partido a un ritmo lento y sin sustos, sujetando al adversario sin demasiado esfuerzo. El 1-0, además, era un resultado que ni pintado para una alineación perfilada hacia la contención, con Helguera y Sanchis de pivote doble.

Todo parecía tranquilo para el Madrid. Todo, hasta que Fernando Hierro abandonó el campo y el montaje defensivo se tambaleó. El Necaxa vio un filón por el centro y se agrandó. Llegó el empate de Delgado, que le ganó la espalda a Karanka, y dos o tres sustos más que Bizarri dejó en nada.

Pasado ese momento crítico, el equipo español recuperó el control, la pelota y las ocasiones. No llegaron más goles y la cuestión tuvo que dirimirse a penaltis.

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