Portero en guerra

La afición del Celta no perdona al meta sus flirteos con el Barça

Nunca lo tuvo fácil Dutruel en el Celta, pero lo peor parece por llegar. Aterrizó hace tres años largos para defender unas porterías exigentes, ocupadas por guardametas que ascendieron en Vigo a la categoría de mitos: de Fenoy a Cañizares, pasando por Prats o Maté. Balaídos puede presumir de entender de porteros, y el joven Dutruel no pasó la reválida. Estaba a punto de superarla cuando apareció el contrato virtual con el Barça, y el enfrentamiento con la grada desde el domingo ya es total.Apostó fuerte el Celta por el suplente de Lama en el París Saint Germain, cuando Richard Philippe era un ...

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Nunca lo tuvo fácil Dutruel en el Celta, pero lo peor parece por llegar. Aterrizó hace tres años largos para defender unas porterías exigentes, ocupadas por guardametas que ascendieron en Vigo a la categoría de mitos: de Fenoy a Cañizares, pasando por Prats o Maté. Balaídos puede presumir de entender de porteros, y el joven Dutruel no pasó la reválida. Estaba a punto de superarla cuando apareció el contrato virtual con el Barça, y el enfrentamiento con la grada desde el domingo ya es total.Apostó fuerte el Celta por el suplente de Lama en el París Saint Germain, cuando Richard Philippe era un muchacho imberbe y desconocedor de mayores exigencias que las de un banquillo ilustre. Pronto se transformó en uno de esos jugadores que son más apreciados fuera de casa que por su propia afición. La razón reside en su singularidad: era un portento de reflejos y un desastre técnico; un diamante en bruto que convenía pulir.

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Así lo había advertido Luis Fernández, que le obsequió con media docena de partidos en la Liga francesa, compartidos con estrellas del calibre de Raí o Djorkaeff, a una edad tan temprana para un portero como son los 23 años. Fueron suficientes para que el Celta se fijara en él y le hiciera llegar a Vigo en la remesa en que viajaban Mazinho, Revivo y Mostovoi.

Y Dutruel se refinó, logró incluso que la grada corease su nombre en más de una ocasión. Lo consiguió a base de esfuerzo, el necesario para contener esas salidas suicidas que desahuciaban la portería.

Si la UEFA ubicó al Celta en Europa, a Dutruel le sirvió para sellar el armisticio con la hinchada. Saldó el guardameta céltico su periplo europeo con demostraciones sensacionales, que sirvieron para que los aficionados fuesen olvidando a sus ilustres antecesores. Pero el de uno de ellos resucitó tras conocerse su coqueteo con el Barça: el de Cañizares, que vivió un año imposible en Vigo tras firmar por el Madrid.

A sus 27 años recién cumplidos se le abren a Dutruel las puertas de la élite mundial. Su prometedor futuro contrasta con el regreso del Dutruel dubitativo e inseguro. Tiene por delante media temporada que se presenta tumultuosa, y cuyo primer capítulo comenzó el domingo cuando la policía tuvo que protegerle del puñado de aficionados que le esperaban a la salida del vestuario.

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