FÚTBOL 18ªjornada de liga

El Athletic se impone por la mínima al Espanyol

Será verdad que el fútbol es así: que convierte la dificultad en reto y la facilidad en desidia. A veces lo tramita por la vía del arte, del ingenio, y entonces el espectáculo se engrandece. En otras ocasiones, como ayer en San Mamés, es una pura circunstancia, la versión más tópica de que el fútbol es así. Algo inexplicable que sucede por los imponderables del partido.El Espanyol, por ejemplo, salió asustando y se quitó la careta a los diez minutos, cuando su aspecto ya no sobresaltaba a nadie. Y sin embargo, a la segunda (y última) oportunidad del primer tiempo, alcanzaba un gol tan precisos...

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Será verdad que el fútbol es así: que convierte la dificultad en reto y la facilidad en desidia. A veces lo tramita por la vía del arte, del ingenio, y entonces el espectáculo se engrandece. En otras ocasiones, como ayer en San Mamés, es una pura circunstancia, la versión más tópica de que el fútbol es así. Algo inexplicable que sucede por los imponderables del partido.El Espanyol, por ejemplo, salió asustando y se quitó la careta a los diez minutos, cuando su aspecto ya no sobresaltaba a nadie. Y sin embargo, a la segunda (y última) oportunidad del primer tiempo, alcanzaba un gol tan precisoso como inesperado: un toque inteligente de De Lucas y un remate pletórico de Serrano.

El Athletic salió asustado, inconexo (cual acostumbra), más voraz que preciso y necesitó malgastar tres ocasiones imperdonables (de Etxeberria -al poste-, Urzaiz -al pecho de Mora- y Ferrerira -a las nubes-) y encajar un gol que desaprueba a la defensa, para reaccionar, un minto después con un tanto de Larrainzar, que aprovechó la indefinición de la defensa del Espanyol para cruzar un disparo magistral.

El partido era del Athletic y la sopresa del Espanyol. El equipo bilbaíno condena los partidos de San Mamés a una prueba de esfuerzo y a un diseño largo. El Espanyol aceptó la apuesta, a sabiendas de que su resultado dependía de la velocidad de Serrano y Tamudo para sobrevivir. Un espejismo. Su talismán fue Mora, un guardameta portentoso que respondió con un alarde de reflejos a tres remates a bocajarro del Athletic.

Visto el carácter circunstancial del partido, el Athletic ganò de penalti. Fu una acción innecesaria y estruendosa de Nando al cortar con el brazo un balón inocente de Etxeberria, que le costó el partido. Al Espanyol le pesó el partido y sólo reaccionó con el castigo. Al Athletic le pesó el gol, una asignatura pendiente que acabó por convertir en agónica una victoria con visos de cómoida goleada.

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