Cartas al director

Sarcasmo

Al leer el diario del domingo 26 de diciembre comencé, como de costumbre, por la columna de Manuel Vicent. El sarcasmo, la ironía y el desgarro convierten la derecha de la última página en el santuario de un buen número de devotos, entre los que me encuentro como cofrade de primera fila. Pero cuál no sería mi sorpresa al ver que ese día le pusieron un competidor en la página primera, ocupando el centro, que aminora toda la sabiduría cargada de melancólica acidez con la que Vicent trata de convencernos de que vivimos en un mundo absurdo. Aunque a veces ya resulta tan absurdo que consiguiendo un...

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Al leer el diario del domingo 26 de diciembre comencé, como de costumbre, por la columna de Manuel Vicent. El sarcasmo, la ironía y el desgarro convierten la derecha de la última página en el santuario de un buen número de devotos, entre los que me encuentro como cofrade de primera fila. Pero cuál no sería mi sorpresa al ver que ese día le pusieron un competidor en la página primera, ocupando el centro, que aminora toda la sabiduría cargada de melancólica acidez con la que Vicent trata de convencernos de que vivimos en un mundo absurdo. Aunque a veces ya resulta tan absurdo que consiguiendo una meditación profunda nos puede llevar a la carcajada.El serio competidor de Manuel Vicent, ese día, lo titularon ustedes El jubileo de la televisión, con plumaje de pavo real incluido, al lado de noticias sobre dinamita, aviones secuestrados, inundaciones y cañonazos en Chechenia. Se anuncia más información en otra página, pero a mí me resultó ya suficiente con saber que en esa fecha estrenó para la ocasión una limusina valorada en 255 millones de pesetas.

Vean cómo, en ocasiones, la realidad se adelanta a la portentosa imaginación de Manuel Vicent.- Joaquín Fuertes Álvarez. Gijón, Asturias.

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