Tribuna:

Saó

ROSA SOLBES

Gracias a Dios, que hubiera dicho el Santiago Carrillo de entonces, Saó acaba de cumplir 25 años. Bien que sentí no celebrar con ellos la entrega del Importante de Levante, aunque sé que Emili Marín entendió que el doble aniversario de la Unió de Periodistes, que en el 87 les había concedido por cierto el Premi a la Llibertat de Expressió, también merecía que nos juntáramos en torno a un esgarrat.

Una confesión: en los 70, Emilia Bolinches y servidora, "Ics & Ics" para el amable público, nos preguntábamos a menudo qué hacíamos dos agnósticas como nosotras en una revis...

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ROSA SOLBES

Gracias a Dios, que hubiera dicho el Santiago Carrillo de entonces, Saó acaba de cumplir 25 años. Bien que sentí no celebrar con ellos la entrega del Importante de Levante, aunque sé que Emili Marín entendió que el doble aniversario de la Unió de Periodistes, que en el 87 les había concedido por cierto el Premi a la Llibertat de Expressió, también merecía que nos juntáramos en torno a un esgarrat.

Una confesión: en los 70, Emilia Bolinches y servidora, "Ics & Ics" para el amable público, nos preguntábamos a menudo qué hacíamos dos agnósticas como nosotras en una revista de curas como aquélla, y seguimos pensando que los maestros del liberalismo que afilan la navaja cada mañana, nunca entenderán cómo nos atrevíamos y nos permitían reflexionar sobre asuntos que afectaban al sexo y a la guerra de los sexos (no precisamente de los ángeles), o a denunciar las mil y una trampas que desde la Iglesia oficial se han urdido para dificultar aún más el tortuoso camino hacia la liberación de la mujer.

Escribíamos en Saó, y lo seguimos haciendo a poco que se nos solicita, porque "sus chicas" de entonces se empeñaron en que así fuera, y porque "sus chicos" se dejaron convencer con gran facilidad. Y si alguien del consejo de redacción discrepó en algún momento acerca de nuestro mensaje, absolutamente contradicctorio con el retrato bíblico de Eva como máxima responsable de que el género humano viva en un infierno y no en un paraíso, no sólo no encendió una hoguera, sino que ni siquiera tuvo que presumir de tolerante haciéndonoslo saber.

Por nuestra parte, casi recién salidas de un horno de monjitas pegonas y fru-fru de sotanas, convenientemente "socarradas" encontramos alivio balsámico conociendo al "pare Comes" i a Cristòfol Aguado (que nos regalaba las comas y los acentos), y al constatar que había quien vivía así su fe. O saber de la vida y la obra de Pere Riutort o Alfons Roig, Oscar Arnulfo Romero, Ignacio Ellacurría y Antoni Llidó.

Desde Saó "presenciamos" las detenciones de la Hoac, la protesta de Xirinachs, el panfleto de Pablo Barrachina el 15-J, la "legalización del adulterio y el amancebamiento", las protestas beatas por la aconfesionalidad de la Constitución, las dudas metódicas de la Conferencia Episcopal ante el 23-F, la apoteosis del Totus Tuus, la sistemática marginación de las mujeres... También estaban (y están) los obispos contra la LODE y contra la prevención de la emergente plaga del Sida, los juicios por aborto, los ataques a la escuela laica.

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Saó ha tenido dificultades económicas, pero ha sobrevivido a otras publicaciones ahogadas por las deudas durante estas décadas prodigiosa, correosa y casposa. Me consta que muchos engominados con agua bendita, que le niegan el pan y la sal para enviar fondos públicos a libelos con inciensario, le administrarían con gusto la extremaunción. Y hoy, que hemos vuelto a las primeras piedras con gori-gori y a los cortes de cinta a hisopazo limpio, sigue siendo un milagro que un puñado de descreídos nos emperremos en comulgar en una fe, la de la justicia y la libertad, y con una esperanza: los malos tiempos no pueden ser eternos.

Feliz aniversario, que el cielo os guarde, fructíferos 2000... y (entrañables fechas), paz a las gentes de buena voluntad.

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