Di Centa, una bomba para Samaranch

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Manuela di Centa, campeona olímpica de esquí de fondo en Lillehammer 94, es una de los 10 deportistas que forman parte del COI desde la operación casa limpia del 12 de diciembre. Apenas dos semanas después, su aparición en el listado de deportistas tratados por Conconi con hematocrito fluctuante se ha convertido en una bomba de relojería para Juan Antonio Samaranch y su política de gestos. Seguramente será el presidente del COI una de las personas más sorprendidas por la situación: antes de aceptar el nombre de Di Centa en la lista de atletas elegidos, Samaranch había exigido garantías de que no sería conflictiva.Cooptada por los miembros del COI, la esquiadora sólo podría ser expulsada si se demostrara su implicación en un caso de dopaje, una posibilidad que aún se ve lejana. Para mantener la credibilidad a Samaranch, que ha pedido un informe al Comité Olímpico Italiano, la solución más factible que se le ofrece sería la de forzar a la atleta a una dimisión táctica, del tipo "dejo el cargo para poder defender mi honor", o así, como le ha recomendado la prensa italiana. Pero ésa no parece ser ni la vía elegida por la Di centa, ni la aconsejada por el poderoso clan italiano en el COI.

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Di Centa, que se hizo inseparable de Conconi pese a rechazar en 1984, cuando los Juegos de Sarajevo, su práctica de autotransfusiones sanguíneas, dice que recurrió al bioquímico de Ferrara para que la aconsejara ya que sufría hipotiroidismo (síndrome de Hashimoto), y que las fluctuaciones en su hematocrito son debidas a tal enfermedad.

Quienes la aconsejan así son dos viejos zorros del deporte italiano, ahora también en el COI. Franco Carraro y Mario Pescante. Éste último ha afirmado: "Hay que ser cautelosos y no dejar que la prensa sea quien condene a las personas".

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