Mensaje de una mosca

Agradezco sinceramente a Vázquez Montalbán la calificación de mosca orgánica. Desde que su/tu amigo Fernández Retamar me calificara en 1991 de "diablo" por probar el contenido democrático del pensamiento de José Martí, no me habían llamado nada tan gracioso. Pensando en Gramsci, hubiera sido tal vez más adecuado "mosca inorgánica", pero tampoco así queda mal. Más entrañable resulta aún su preocupación por mis enfermedades mentales, y empleo deliberadamente el plural, porque son múltiples, desde la manía persecutoria (en particular, orientada hacia fascistas, racistas y políticos paleocomunista...

Agradezco sinceramente a Vázquez Montalbán la calificación de mosca orgánica. Desde que su/tu amigo Fernández Retamar me calificara en 1991 de "diablo" por probar el contenido democrático del pensamiento de José Martí, no me habían llamado nada tan gracioso. Pensando en Gramsci, hubiera sido tal vez más adecuado "mosca inorgánica", pero tampoco así queda mal. Más entrañable resulta aún su preocupación por mis enfermedades mentales, y empleo deliberadamente el plural, porque son múltiples, desde la manía persecutoria (en particular, orientada hacia fascistas, racistas y políticos paleocomunistas) hasta la perversión sexual, que es la más divertida. ¡Qué alegría da sentir que sigue vivo en alguien aquel espíritu revolucionario de la era Breznev, cuando se resolvían las contiendas ideológicas encerrando al disidente en un psiquiátrico!No obstante, lo que más me ha interesado en la carta de M. V. M. [publicada el sábado 27 de noviembre] es la alusión reiterada a sus conversaciones con la dirección de este diario en torno a mis críticas. Sobre mi pretensión de ser "más listo y honesto que todos nosotros juntos, y al decir nosotros digo nosotros, señor director", me limitaré a recordar que, desde los tiempos del colegio teníamos perfectamente catalogado al niño que cuando le incomodaba otro se iba con el cuento al director. Pobre recurso.- . .