El Betis hunde al Atlético

Era un partido a la desperada entre dos equipos, Betis y Atlético, que han pasado de grandes a decepción en solo siete jornadas. Y tal era la necesidad de uno y otro, que ambos se olvidaron del fútbol y se centraron en los errores ajenos.Así, Solari, amparado por los mejores minutos de juego de su equipo, anotó pronto. Con el gol, el Betis se encerró aún más y el Atlético gozó de tiempo para sentenciar. Pero en vez de eso, ocurrió que Prats volvió a probar fortuna en un golpe franco y, esta vez sí, ayudado por Hasselbaink, marcó.

Con el empate se impuso la doctrina Ranieri y el part...

Era un partido a la desperada entre dos equipos, Betis y Atlético, que han pasado de grandes a decepción en solo siete jornadas. Y tal era la necesidad de uno y otro, que ambos se olvidaron del fútbol y se centraron en los errores ajenos.Así, Solari, amparado por los mejores minutos de juego de su equipo, anotó pronto. Con el gol, el Betis se encerró aún más y el Atlético gozó de tiempo para sentenciar. Pero en vez de eso, ocurrió que Prats volvió a probar fortuna en un golpe franco y, esta vez sí, ayudado por Hasselbaink, marcó.

Con el empate se impuso la doctrina Ranieri y el partido acabó alocado: nada de arriesgar, juego destructivo, mucha presión y entrega hasta la extenuación. Los goles, a buscarlos en rápidas jugadas personales, que hubo muchas. Estas coordenadas marcaron el juego de ambos equipos hasta el final. Un encuentro en el que ambos técnicos se jugaban algo más que tres puntos por su delicada situación y en el que lo más reconfortante fueron los signos de recuperación que mostraron algunos jugadores. Alfonso dio muestras de que en breve será el de siempre. Peleón y hacendoso, el madrileño encandiló con su calidad y su técnica. Creó y participó, junto a Romero, Finidi y Denilson, en las jugadas más impactantes del Betis.

De una de éstas surgió el gol que le dio la victoria. Denilson sacó lo que lleva dentro y dio el pase de la muerte; Gamarra se suicidó con un despeje de tacón hacia el centro, y Finidi, a la mediavuelta, marcó. La marejada de cambios posterior de Ranieri, situando a Correa junto a Hasselbaink y dando entrada al repudiado Valerón -que hizo lo que mejor sabe: jugar su fútbol brillante y efectivo- resucitaron al Atlético. Pero Prats no estaba ayer por la labor de que nadie le aguara su gol y su partido.